El Periodismo es capaz de sacar lo mejor y lo peor que tiene el ser humano. Su parte más delicada, más personal, más respetable, más empática. Pero también, es dura, cruel, bochornosa, horrible y todos los adjetivos que usted pueda darle, yo en esta ocasión, les doy permiso para arremeter contra los mensajeros.Hace una semana nos estremecíamos con la carta de despedida del entrenador de fútbol, Luis Enrique.
El respeto sobre él y su familia durante cinco meses es digno de elogio. La Prensa, los periodistas y en general, todo el Periodismo de nuestro país, supo respetar sus deseos y así, dejar que este tiempo tan duro, lo vivieran con su familia sin tener que escuchar cientos de comentarios a diario.Ahora, una semana después, nos encontramos en el lado opuesto. La muerte de Blanca Fernández Ochoa ha sido capaz de sacar lo peor que tiene el Periodismo más amarrillento que podamos conocer.
Desde que se conoció su desaparición hemos podido leer y escuchar cantidad de opiniones sobre su vida, esperando dar la noticia de qué se había podido escuchar.Ya con el desenlace de la noticia que todos conocemos, comenzó otro dime y direte de los programas: saber las causas de su muerte, cosa que solo debe interesar, en mi opinión a su familia.¿Cómo podemos llegar a ser tan miserables? ¿Cómo se puede respetar tanto unos días y semana después, convertir la vida de una persona en todo un circo de ida y vuelta?Nos debemos quedar con lo que fue, una mujer que consiguió la primera medalla olímpica para nuestro país.
Alguien que luchó y trabajó en el Deporte y que además, como se pueden ver en muchas imágenes de ella, con una eterna sonrisa. Lo demás, poco nos debe importar, porque pertenece a su familia, a sus amigos.El respeto se perdió hace tiempo cuando dejamos de mirar el Periodismo como debe ser, un camino de información, de ayudar al que lo necesita y de educación. En este último punto: ¿qué enseñamos a las generaciones futuras? El respeto, desde luego que no.
Toca mirar bien nuestro trabajo y ser capaces de ver que no todo se puede publicar, ni todo se debe prohibir. En el término medio está la mejor elección. No será fácil, pero quién dijo que esto de ser periodista lo era. Miremos bien nuestra profesión y cuidemos de ella, porque otros, no lo harán por nosotros.