Ahora, cuando los días acortan, cuando nos ponemos las primeras ropas de abrigo, cuando los olores del otoño se hacen patentes en nuestra ropa, en los montes en los que nos adentramos con el pedaleo, el ambiente nos incita a recogernos en nuestras actividades y en días de lluvia, a refugiarnos en ambientes más protegidos. Una de las actividades que más me ha llenado y me está conquistando, hasta el punto de verme en la necesidad de apuntarme a la Asociación Cultural Qbaila de Antequera es: el baile, mismamente me he visto sorprendido, jamás había bailado ni en los actos sociales, en esos momentos en los que… pues ni tan siquiera.
Recordando algunas lecturas he de decir que el principal motivo por el que el ser humano comienza a expresarse con movimientos fue la necesidad de comunicarse, dado que aún no existía ni tan siquiera el lenguaje, de modo que con el movimiento expresaban sus inquietudes, miedos y sentimientos. El instinto, junto a los aspectos lúdicos y culturales, actuó como propulsor del movimiento y el gesto como expresión humana más compleja.
Sócrates nos decía: “La música y el baile son dos artes que se complementan y forman la belleza y la fuerza que son la base de la felicidad humana”.
Por el tiempo en que daba mis primeros pasos, no los de baile, si los primeros en que no necesitaba de la ayuda de los mayores para caminar, el cubano Cheo Marquetti, creador del Conjunto Los Salseros, nombre que dio a su agrupación, a su regreso de México tras haber probado las salsas picantes de la comida. En un viaje que realizaba a Caracas (Venezuela), tras la grabación de un par de discos para las compañías Panart y Egrem, tras varios conciertos en esa ciudad, en la radio de Venezuela se comenzó a emitir la palabra “salsa” en alusión a la música que hacían los soneros cubanos a los cuales denominaron “salseros”.
Aparte de las connotaciones religiosas, el baile siempre ha mantenido un mucho de expresividad de nuestro cuerpo, las connotaciones eróticas que las parejas reflejan en el baile son una forma más de nuestra propia gesticulación, la cual comienza con la propia elección de nuestra vestimenta, adorno, maquillaje y demás complementos que solemos usar para reafirmarnos en nuestra mejor manera de publicitarnos en sociedad.