Acabamos de celebrar en Madrid la semana del 15 de mayo las fiestas de San Isidro. Su día “fuerte” es el propio 15 de mayo. Se dice de San Isidro que es un patrón, nada menos que de Madrid, y que se lo ganó a pulso con su trabajo: al parecer, San Isidro, labraba sus campos y rezaba… Recuerdo que, de niño alguien me invitó una vez a acercarme el día de San Isidro labrador a “algún lugar” de la Vega de Antequera. Tendría yo unos diez años, y no recuerdo donde fue, aunque hicimos un buen recorrido a pie por una de las carreteras que rodean a Antequera. ¿Sería quizá a Los Llanos? Quedé muy impresionado y “presumía” de aquella excursión un tanto furtiva.
Menciono Los Llanos porque en diversas publicaciones recientes se hace alusión a la procesión de San Isidro labrador en Antequera. El periódico del obispado de Málaga se ocupó de dar publicidad en 2014 a la Primera Romería de San Isidro labrador, los días 16 y 17 de mayo, con salida de la imponente iglesia de San Pedro en Antequera y traslado de la imagen unos 8 kilómetros hasta Los Llanos, pedanía de Antequera, de unos 200 habitantes, lugar donde se celebrarían con todo esplendor los actos conmemorativos en honor de San Isidro labrador. Pienso que no fue ésta la festividad de San Isidro a la que fui invitado cuando niño. Aquello me pareció mucho más modesto…
No acaban ahí las relaciones de Antequera con San Isidro. Hay más, antes de que pasemos al gran Madrid. Hubo en Antequera una iglesia de San Isidro, muy bien descrita por nuestro amigo José Luis Sanchez-Garrido Reyes, situada en la esquina de las calles Taza y Vega; esta iglesia, en la que fue bautizado nuestro querido historiador José Luis, fue demolida por iniciativa del obispado de Málaga en 1971; recuerda nuestro amigo, algunas anécdotas de la iglesia y recuerda a su párroco, el padre Miguel. La iglesia desapareció, pero sigue existiendo en nuestro puebloel barrio (o la barriada de San Isidro); no sé si sus habitantes actuales son conscientes de ello…
Y todas estas pinceladas surgen a propósito deeste SanIsidro labrador, patrón de Madrid, del que los madrileños presumen cada 15 de mayo, con sus verbenas, su música –chotis y no chotis–, sus claveles reventones, su engalanamiento y sus bailes, aunque es mejor ir por partes:
A San Isidro lo que es de San Isidro, y a la Virgen de la Paloma, lo que es suyo…
Empecemos por el humilde San Isidro. Este humilde Santo, al que se atribuyen, no obstante, numerosos milagros, tiene de particular su condición de laico, casado –con la que después sería Santa María de la Cabeza– y con un hijo –de nombre Illán–. Nació a finales del siglo XI en Madrid (antiguo Mayrit) de familia mozárabe; trabajó de jornalero y pocero para la familia de Juan Vargas; conoció en Torrelaguna a la que sería su mujer –Toribia– y fue beatificado en 1619 por Pablo V, fijándose para su celebración la fecha del 15 de mayo. Se dice que falleció en 1172 a los 90 años, aunque el descubrimiento de su cuerpo incorrupto hace pensar que falleció cuando tenía unos 40 años y fue enterrado en la iglesia de San Andrés. San Isidro era campesino y pocero; se atribuyen a sus dotes de zahorí el manantial descubierto a unos 450 metros de la ermita del Santo.
Sobre las fiestas tradicionales del Santo, hay que decir que se celebraban en la llamada pradera de San Isidro; también hoy se celebran supuestamente en la pradera de San Isidro, aunque la tal pradera está cubierta hoy día de un frondoso arbolado. Proliferan los chulapos y chulapas, más propias de la festividad de la Virgen de la Paloma, el 15 de agosto. Hasta tal punto de que muchos confunden el famoso chotis con otras músicas muy arraigadas en Madrid. Este año, por ejemplo, ha circulado un vídeo con cientos de parejas de chotis, que se movían, no a ritmo de chotis sino a ritmo del pasodoble de Las Leandras,musical estrenado en el teatro Pavón de Madrid en 1931, que acompañaba a la canción sobre los nardos –mi flor preferida– primorosamente cantada por Celia Gámez… Total, celebrábamos San Isidro y estábamos en mayo. La Paloma quedaba muy lejos; las chulapas y chulapones, también; el chotis, también…