martes 16 abril 2024
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Subordinados y concesivos

Llevo media mañana tratando de averiguar de qué tipo son estas dos oraciones gramaticales leídas en SUR (viernes 11/10/19) a propósito del derribo de los cines y el futuro de la plaza de la Merced. Dice el periodista que su desaparición “…deja una nueva visión de la plaza y una bella postal de la Alcazaba (…). No obstante, la intención del equipo de gobierno es seguir adelante con el plan…”.

 

Recurro a Google y me lían con los nexos (mas, pero, aunque, sin embargo…) que, en principio –dicen los lingüistas–, deberían decidir si estamos ante dos oraciones coordinadas adversativas (del tipo: “tengo dinero pero no voy a comprar nada”); o bien se trata de otra cosa.  Al final resultó no ser los conectores –éstos sirven tanto para un roto como para un descosido–, los que deciden de qué se está hablando; sino el rango de cada una de estas dos oraciones por separado.

 

Y es obvio que aquí, aunque aparezca en segundo lugar, hay una oración principal (“el equipo de gobierno seguirá adelante con su plan”), que se merienda –para eso es principal–, a la tonta de la subordinada que acepta su destino, por algo es concesiva, con una tibia protesta: No es lo bastante fuerte para oponerse al desaguisado municipal…, no obstante la belleza que la postal de la Alcazaba añada (verbo en subjuntivo) a una potencial reforma de la plaza. Una vergüenza sintáctica ese obsceno y pasota (y, malagueño, añade el taxista), “no obstante”.

 

Con su pan se lo coman. Aún así –a uno como antequerano casi nada de lo malagueño le es ajeno–, tomo la palabra al señor Alcalde recordándole lo que, hará ya siete años, dijo a propósito de este proyecto: Que lo que sustituya a los cines “enriquezca la ciudad y el entorno (…) y añada algo que no tenga ahora y sea atractivo” Pero: ¿habrá algo más atractivo y enriquecedor que liberar a la plaza de semejante mole-tapón? ¿Qué edificio podría añadir algo nuevo a la plaza, si es precisamente su demolición la que proporcionaría lo que ahora le falta: la Alcazaba como su cuarta fachada?

 

Y, ¡por las barbas del profeta! (mejor que sea de los nuestros): ¿cómo puede encomendársele a los arquitectos municipales, precisamente, que levanten barreras arquitectónicas?  En Antequera hemos tenido últimamente más de un no-obstante, del tipo: “el mamotreto mengalítico habría que (decían o pensaban), quitarlo de raíz;… pero –ya puede usted decir misa–, lo van a tunear”. En la vida ha visto uno más triste subordinado concesivo junto; ni en la dictadura ¡La madre que parió al tren!

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