Te fuiste de mi lado.
En silencio fue tu partida.
Mi corazón se ha desangrado
por tu súbita despedida.
Tu espíritu luchadora la vida se aferraba.
Más Dios, desesperado,
a su lado te llamaba.
Pero antes de partir me enseñaste…
A disfrutar del amor,
a confiar en mi fuerza,
a enfrentar mis miedos,
a entusiasmarme con la vida,
a pedir ayuda cuando la necesite,
a tomar mis propias decisiones,
a superar la adicción a la aprobación de los demás,
a no absorber las responsabilidades de todos,
a aceptar mis limitaciones y mi vulnerabilidad sin enojo,
a planear para el futuro, pero no vivir en él,
a crecer aprendiendo de los fracasos,
a aceptar el cambio,
a permitirme reír a carcajadas por la calle sin ninguna razón.
¡GRACIAS POR TODO, siempre te llevaremos en el ritmo de nuestro corazón, en nuestros pasos y en nuestro aliento!
TU FAMILIA