lunes 21 julio 2025
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Tiempos difíciles

Suele decirse que hay frases que, por su carga de verdad, se clavan como anclas en el pensamiento. Una de ellas afirma: “Tiempos difíciles crean hombres fuertes. Hombres fuertes crean buenos tiempos. Buenos tiempos crean hombres débiles. Y hombres débiles crean tiempos difíciles”. Se atribuye al novelista estadounidense G. Michael Hopf, autor que ha reflexionado sobre cómo responde el ser humano ante la adversidad y qué papel juega la resiliencia en momentos de crisis. No es una sentencia que se asimile a la primera lectura. Su aparente simplicidad encierra una advertencia que exige ser leída —y pensada— más de una vez.

Y, sin embargo, resuena con inquietante claridad cuando uno observa el tiempo que nos ha tocado vivir. Porque la pregunta no es solo en qué punto del ciclo nos encontramos, sino qué tipo de humanidad estamos forjando —o tolerando— en este presente volátil e incierto. La historia de la humanidad es, en gran medida, la historia de cómo afrontamos los tiempos difíciles. Y esa misma historia ha vuelto a colocar a Antequera en el centro del interés científico. Los recientes hallazgos en la Cueva de las Suertes reabren el debate sobre la llegada del Homo sapiens a Europa y sus posibles interacciones con los neandertales. Si se confirman las dataciones, podríamos estar hablando de más de 40.000 años de presencia humana en estas tierras que hoy habitamos. Un dato que convierte a nuestro entorno no solo en testigo, sino en protagonista del devenir humano.

Como ya ha recogido este semanario en varias ocasiones, el descubrimiento ha sido documentado y explicado por los investigadores Pedro Cantalejo y Luis-Efrén Fernández, este último, leonés de origen, pero estrechamente vinculado a la historia local. Su trayectoria bien merece un reconocimiento institucional: no se trata solo de celebrar hallazgos, sino de valorar trabajos y publicaciones que refuerzan de manera significativa el conocimiento del patrimonio de nuestra ciudad.

Hombres fuertes en tiempos difíciles. Algunos de ellos caminaron —y sobrevivieron— en territorios tan duros y hermosos como el Torcal de Antequera. Hoy, al aparecer sus huellas en la piedra o en lo profundo de una cueva derruida, es inevitable preguntarnos qué legado dejaremos nosotros y qué sentido estamos dando a la vida que llevamos. José Luis Sampedro, que sabía mucho de humanidad, dijo que su propósito era “seguir aprendiendo y no seguir estorbando”. Una frase que encierra toda una ética: aprender con humildad, no ser carga para los que vienen, dejar paso… pero también dejar huella.

Tal vez ese sea el verdadero reto de nuestro tiempo: estar a la altura del legado que hemos heredado… y del que dejaremos. Ojalá seamos hombres y mujeres capaces de dejar tiempos mejores para quienes vengan detrás.

Más información edición digital www.elsoldeantequera.com y de papel.
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