Es una gran noticia saber, que tres meses después, se va a abrir el cierre perimetral de la provincias andaluzas. La frontera, levantada a base de medidas restrictivas y sanciones, va quedando atrás para dar paso a la esperanza. El pueblo andaluz se prepara para la nueva dinamización de su vida, para volver a juntar familias, unidas en la distancia por teléfono y con suerte, la tableta, porque sabemos que no todos nuestros mayores tienen acceso a la informática.
Todo el sufrimiento de la ausencia va a ser recompensado. El peligro de los contagios se va alejando con las vacunas y los saludos cada vez están más cerca. Cuánto necesitamos las caricias y los besos. Nuestras manifestaciones de cariño no pueden entenderse sin el contacto físico, los abrazos es la mejor tarjeta de identidad de los humanos, necesitamos darlos y recibirlos, somos cálidos, como nuestro clima, sociables y orgullosos de nuestra tierra engrandecemos cualquier pequeña diversión y nos gusta la gente.
Y la familia es lo mejor del mundo, poder tenerla cerca, verla , regalarle esa caricia que hace tanto tiempo que se la habríamos tenido que dar y que la hemos guardado con verdadero cuidado, poderle ofrecer nuestra hospitalidad, es una realidad. Si a ello sumamos que en nuestras calles nos reencontraremos con gente, que apenas nos separaban unos kilómetros de distancia y un infranqueable muro, nos va a venir bien al empuje de la economía local. Es una verdadera alegría poder ir dando pasitos en positivo.
Ante este panorama alentador dejaremos atrás tantas noticias y opiniones diferentes, no exentas de maldad, que las redes ofrecen cada día. Las amenazas, los tuis violentos y la mala costumbre que estamos adquiriendo de darle paso, como si fuera algo gracioso, al mal. Mal vamos si convertimos en broma la violencia. Carpetazo a la crispación y a vivir una Andalucía abierta y llena de posibilidades.