Antequera tiene muchas cosas típicas, importantes, representativas, ya que si hablamos sobre gastronomía podríamos poner el ejemplo de la Porra Antequerana; si hablamos de orografía tenemos que hacer mención obligatoria a la Peña de los enamorados. Pero hay un detalle curioso que también es digno de mención: justo en el “centro” de los más alto de todo Antequera hay un ángel, en el punto más alto construido en la ciudad, en la torre de la Real Colegiata de San Sebastián, reposa custodio un “angelote” que en su pecho porta una reliquia de la patrona de Antequera: Santa Eufemia de Calcedonia.
Aquella de quien su nombre significa “la que dice cosas buenas” permanece en el centro del pueblo de donde es patrona, dándonos desde las alturas una lección valiosa: Jesús, aquel por quien ella entregó la vida, debe de ser el centro de la nuestra.
Santa Eufemia es una gloriosa mártir, grande por su testimonio de fe frente aquellos que perseguían al cristianismo en tiempos recios. Con gran valor, pero sobre todo con generosa voluntad de vida, se entregó a las fieras para dar testimonio de su fe en medio de un pueblo contrario a ella. Se dice que su cuerpo fue arrojado a las calles y que fue recogido y dignamente sepultado, no sólo por sus compañeros cristianos sino por fieles judíos y paganos que habían quedado impresionados por la muerte de esta mártir.
Ojalá que todos los antequeranos, al levantar la mirada y ver esa veleta movida por el viento, muchas veces recio y fuerte se mantenga firme, en la fe y en la rectitud de vida, como Santa Eufemia lo hizo.
A esta mártir de la que hablamos se le atribuye, según la tradición, un milagro durante el Concilio de Calcedonia (año 451) en donde se repudiaba la herejía monofisista, que sostiene que en Jesús solo está presente la naturaleza divina, pero no la humana. Dada la controversia y la falta de consenso entre herejes y ortodoxos, el patriarca Anatolio de Constantinopla sugirió dejar la decisión en manos del Espíritu Santo por intercesión de Santa Eufemia, por lo que ambas partes escribieron una confesión de su fe y la pusieron en la tumba de la Santa que fue sellada; y después de tres días, la tumba se abrió. Y el rollo con la confesión ortodoxa estaba en la mano derecha de Santa Eufemia, mientras que el rollo de los monofisistas yacía a sus pies.
Santa Eufemia “escogió” de entre las opiniones sobre la fe aquello que era lo correcto, Eufemia es aquella que acoge no lo que mas gusta, lo que mas convence, sino la,verdad. En diversas ocasiones los cristianos nos encontramos con la tentación de sucumbir ante ideas contrarias a la fe, ante opiniones que, aunque sean de la mayoría, puede que no sean del todo congruentes con la fe que profesamos… El valor de Eufemia, defendiendo su fe debería de ser modelo.
Un tercer aspecto se remonta al año 1410, cuando el 14 de abril, la Santa de Calcedonia, se apareció al infante don Fernando, que iba a reconquistar el territorio antequerano a los musulmanes. La vio como una doncella rodeada de leones y viéndolo atribulado y preocupado por la lucha que iba a encabezar, le dijo: “Que salga el sol por Antequera y que sea lo que Dios quiera”, dándole a entender que no debía angustiarse por nada, ni por el combate, ni por lo que iba a hacer pues al final se cumpliría la voluntad de Dios. Y triunfó. Fiándose de lo que decía Santa Eufemia, aquel infante don Fernando ocupó la cuidad porque así Dios lo había querido.
Al final el sol sale por Antequera. El ejemplo de Santa Eufemia en la defensa de la fe y confianza en el Señor son ese brillo en medio de su pueblo. Así como el angelote que reluce dorado y que en su pecho custodia Eufemia la ciudad de la que es patrona, que no deje de brillar ese sol que es Cristo que ama a su pueblo. Que el ejemplo de nuestra patrona, Eufemia de Calcedonia brille en nuestros corazones antequeranos. Que salga el sol en el corazón de todos aquellos cristianos que confiesan con valentía y alegría la la fe en Cristo Jesús… Así es como sale el sol por Antequera. No dejemos que ese sol deje de salir.
padre Juan Pablo Jiménez