miércoles 20 agosto 2025
InicioReligiónJesús nos invita al banquete de bodas, reflexión del domingo del padre...

Jesús nos invita al banquete de bodas, reflexión del domingo del padre Domingo Reyes

Mensaje de las lecturas
· Primera lectura, Is. 25, 6-10ª
· Salmo, 22, 3-6.
· Segunda lectura, Flp 4, 12-14.19-20.
· Evangelio, Mt 22, 1-14ª.
Jesús nos invita al banquete de bodas

En este domingo Jesús nos invita al banquete de bodas del rey. Es el banquete de su Reino; o lo que es igual, nos invita al banquete de su amistad, que se cifra y expresa en una invitación a conocerle, a profundizar en su mensaje, a vivirlo  con un talante de compromiso y con todas las consecuencias.

Isaías lo presenta en su escrito como lo mejor de lo mejor; como el no va  más de la felicidad, del placer supremo, porque entrar en este banquete supone haber dado con la clave de la felicidad suprema, el sentido de la propia  vida, la salvación humana. En la misma idea incide el salmo 22 cuando habla del Señor, y le presenta como pastor solícito que no ofrece los mejores pastos, nos conduce por los caminos óptimos y los lugares más seguros. Pablo alude a las dificultades del camino al afirmar que todo lo puedo en aquel que me conforta.

A este banquete estamos todos invitados. Dios no hace distinción de razas, nacionalidades, ideologías, ni religión. Y lo hace a su estilo; sin discriminaciones. Pero tenemos un problema: entender este mensaje es complicado; y se convierte en complicado porque muchos no queremos o no quieren entenderlo.  Es decir, no lo quieren aceptar.

En el fondo todos estamos convencidos de que el mensaje fundamental del evangelio es la panacea para solucionar los graves problemas de nuestro tiempo, porque aceptar entrar en el banquete es comprometerse a llevar una vida acorde con el mensaje de Jesús; un mensaje con carácter revolucionario, inédito hasta entonces y nunca superado por ideologías posteriores. Un mensaje que conduce a la incomodidad, a la persecución y a la muerte física.

Muchos invitados al mismo no aceptan el lugar de Dios en sus vidas; no aceptan el mandamiento del amor de Dios por el hombre con todas sus consecuencias, sin discriminaciones por razón de nacionalidad, sexo, raza, religión, pensamiento; se obstinan en vivir mirándose permanentemente el propio ombligo; la intransigencia y el desprecio de los demás constituyen un estilo de vida; el afán de las riquezas es el objetivo fundamental de su existencia; muchos de ellos llevan el nombre de cristianos, pero es patrimonio común a todas las religiones e ideologías, razas y nacionalidades. Rechazan lisa y llanamente un mensaje-banquete de tales características.

Pero lo peor del banquete se muestra en aquellos que, habiendo aceptado participar en el mismo, se acercan sin el correspondiente traje de bodas. El espectáculo  más lamentable y triste lo ofrecen aquellos que habiendo aceptado la invitación se presentan sin las credenciales necesarias  de dignidad evangélica que la ceremonia exige. Cristianos de nombre, sin eucaristías, sin aceptar reconciliarse con Dios  y los hermanos, sin sensibilidad solidaria, sin respeto a la vida de los demás, sin capacidad para perdonar, sin horizonte cristiano y sin futuro espiritual claro, nítido, diáfano, transparente.

Pero aquellos que lo aceptan, que llegan con la sinceridad y transparencia de la vida a encontrarse con el Señor que invita a la boda de su Hijo, el banquete se ofrece en toda la fuerza  y esplendor del encuentro personal con el Dios misericordioso, compasivo, tierno y delicado que nos abre de par en par las puertas del Reino donde todos los hombres gozan de un experiencia fraterna sin fin con la máxima intensidad. 

Mientras tanto el Señor nos invita una y otra vez a construir la fraternidad universal en un mundo donde muchos  se odian, se agreden y se matan, insolidario  y derrochador.
Más información edición digital www.elsoldeantequera.com y de papel.
¡Suscríbase y recíbalo en casa o en su ordenador, antes que nadie (suscripción)
 
NOTICIAS RELACIONADAS

Más recientes