Este domingo 11 de noviembre, celebramos el Día de la Iglesia Diocesana. Bajo el lema “SOMOS UNA GRAN FAMILIA CONTIGO”, se lanza una campaña de concienciación dirigida a todos los fieles para colaborar en el mantenimiento de nuestras parroquias, no sólo en lo que espiritualmente se refiere, sino también en todo cuanto acarrea de gastos, al igual que ocurre en cualquiera de nuestros propios hogares.
Nuestra parroquia (en minúscula, porque nos vamos a referir al templo y demás instalaciones) es un espacio concebido para que una Parroquia (en mayúsculas, porque nos referimos al conjunto de fieles que forman una comunidad) pueda llevar a cabo todas sus actividades pastorales: catequesis, Cáritas, Eucaristías, vida de Hermandades y Cofradías, pastoral de la salud, equipos de liturgia, grupos de oración y adoración…
Como cualquier casa de una familia, el mantenimiento de la parroquia se traduce en gastos de limpieza, luz, agua, adquisición de utensilios para celebrar los sacramentos, reparaciones de pintura, fontanería, albañilería… Y, claro está, por desgracia, debemos entre todos sustentar el gasto económico que ello conlleva.Muchas veces es curioso ver que, en el momento de la preparación de las ofrendas, depositamos nuestras ofrendas económicas, muchas veces con la incertidumbre y la duda de a qué irá destinada nuestra ofrenda económica. Esta semana se nos presenta esta campaña donde se intenta acercar a la realidad de las comunidades parroquiales.
Y lo hace curiosamente de la mano del Evangelio donde Jesús detecta que hay gente que, como una pobre viuda, da de ofrenda dos pequeñas monedas sin apenas valor económico. Y, curiosamente, Jesús la pone de ejemplo, ya que esta viuda da esas pequeñas monedas con apenas valor de lo poquísimo que tenía. En cambio, ¿qué ofrecemos nosotros para el mantenimiento de nuestra parroquia? Y digo bien: NUESTRA.
En la mayoría de las veces buscamos restos de calderilla para poder hacer esa ofrenda, mientras que derrochamos lo que tenemos en otros gastos. ¿Acaso el poder disfrutar de un espacio para vivir en comunidad nuestra fe no merece nuestro esfuerzo? ¿Tan poco nos importa si nuestra Parroquia (en mayúsculas) no llega a fin de mes para sustentar los gastos de la parroquia (en minúscula)? “Os aseguro que esta viuda pobre ha dado más que ninguno de los que echan dinero en el arca; pues todos dan de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para su sustento”, dice Jesús.