viernes 22 noviembre 2024
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Tiempo de ayuno

El pasado miércoles daba comienzo el tiempo de Cuaresma, cuarenta días en los que nos prepararemos para vivir la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor. Comenzamos, por tanto, este primer domingo de Cuaresma, con el evangelio de Lucas donde nos narra el pasaje donde el mismo Jesús se aparta, es decir, se retira al desierto y donde realiza oración y ayuno. Ante estas circunstancias, por su condición humana, recibe la tentación ante la sensación de necesidad provocada por su ayuno, de intentar caer en error, y donde se nos muestra como Él es capaz de negarse y hacer frente, no sin esfuerzo humano, a su compromiso de ayuno.

 

Los tiempos han cambiado, dicen muchos. El ayuno es un gesto simbólico donde los cristianos nos unimos en un signo, lo cual da no sólo una muestra de unidad en Cristo a través de su Iglesia, sino que también es un gesto de compromiso. Tradicionalmente, se dice que el miércoles de ceniza y los viernes de cuaresma nos abstenemos de comer carne. Pero, claro está, ¿no es un poco incoherente abstenerse de comer carne para hincharse a comer, por ejemplo, marisco? ¿Qué ayuno es ése? Hay que entender que la carne era un manjar muy preciado, costoso y, por tanto, difícil de poder adquirir para su degustación en tiempos atrás.

 

Por eso, las comunidades cristianas fijaban la carne como aquello de lo que podíamos preservarnos de tomar, aquello que era muy codiciado y deseado y que, por tanto, manifestaba un deseo y compromiso en esfuerzo en el hecho de procurar no tomarlo. A día de hoy, está muy bien que sigamos con ese ayuno particular, pues es un hecho en el cual nos podemos seguir uniendo todos los cristianos como signo de compromiso y ayuno. Pero también es verdad que, ¿qué esfuerzo supondrá esto para un vegetariano?

 

Quiero decir con esto, que cada cual debe mirar en su interior y ver qué es aquello que debe cambiar en su vida, aquello que le tiene casi “sometido” y abstenernos de hacer uso y/o consumo de él en este tiempo; también nos valdría un compromiso en positivo, es decir, aquello que no he hecho durante cierto tiempo y que puedo comprometerme a hacer, como ayuno y limosna, durante este tiempo.

 

Muchos son los ejemplos de lo que podemos hacer y, como el mismo Jesús hablaba con parábolas y ejemplos, quizás yo también debería hacer esta comunicación con ejemplos que a todos nos ayuden a entender el mensaje de este artículo: abstenernos del uso de nuevas tecnologías por una hora al día para dedicarlo a estar con la familia, dedicar tiempo a esa oración diaria que a veces olvidamos hacer, privarnos de aquello en lo que tanto derrochamos y que tanto nos gusta hacer y que, por un tiempo, no nos pasa nada si no lo hacemos y dedicamos ese esfuerzo, tiempo, dinero… para poder dedicarlo a otros fines que sí precisan de nuestro esfuerzo y compromiso en claro acto de caridad con nuestros hermanos más necesitados. Recuerda: reflexiona, ora y dedica tiempo a ver qué es aquello de lo que vas a ayunar en este tiempo.

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