Para muchos de quienes hemos sido sus estudiantes, las vivencias en el Instituto Pedro Espinosa comenzaban fuera de él, embadurnados en harina y huevos el primer día de clase y terminaban en “el tubo”, con los nervios de los exámenes de Selectividad. Las novatadas hace tiempo que se erradicaron y parece que éste será el último año de la selectividad. El tiempo pasa, cambian alumnos y profesores e incluso los planes de estudio, pero el edificio permanece prácticamente inalterado.
Siempre me llamó la atención aquel edificio. Me gustaba. Era diferente, único, pero no entendía por qué. Ese balcón tan alargado en la zona de la entrada principal en calle Carrera. Los muros de cristal que limitan el patio central en las plantas altas y que en planta baja se apoya sobre esbeltos pilares metálicos formando galerías a modo de soportales. La singular estructura de hormigón que sobresale del plano de fachada de la zona del patio de juegos. Las interminables altas ventanas horizontales dando a las calles en esquina. Estaba claro que había algo especial en él.
Hasta que mis estudios en las asignaturas de Historia de la Arquitectura no llenaron de conceptos todo aquello que de alguna forma ya intuía, no llegué a entender realmente sus enormes cualidades compositivas. El edificio está proyectado y construido en el primer lustro de la década de los 60 y tiene múltiples detalles que lo encuadran claramente en el denominado Movimiento Moderno o Estilo Internacional. He aquí algunas claves que ayudan a entenderlo.
¿Qué es el movimiento moderno o estilo internacional?
Es el conjunto de tendencias surgidas en las primeras décadas del siglo XX (sobre 1925) que marcan una ruptura con la tradicional configuración de los espacios, formas compositivas y estéticas.
Se hace posible por la utilización de nuevos materiales industriales como el hormigón armado, el acero laminado y el vidrio de grandes dimensiones que permite disociar la estructura portante de los muros de cerramiento, lo que permite liberar las fachadas de su concepto clásico además de prescindir de muros de carga, con lo que proyectar se convierte en un ejercicio de ordenación de espacios diáfanos y luminosos.
A modo de resumen, los principios teóricos fundamentales en los que se basa el movimiento moderno son:
– Simplificación de las formas.
– Ausencia de Ornamento.
– Renuncia consciente a la composición académica clásica.
– Formalización del proyecto es una consecuencia de la funcionalidad.
– Los nuevos edificios que se proyectan se liberan del contexto histórico en que se emplazan.
Los principales arquitectos de este movimiento son Walter Gropius (Bauhaus), Mies van der Rohe (Less is more) y Le Corbusier (5 principios: casa sobre pilotis, planta libre, fachada libre, terrazas ajardinadas y ventanas alargadas).
El edificio tuvo el gran reconocimiento de haber sido incluido en el año 2009 en el catalogo de equipamientos del DOCOMOMO a nivel nacional, en el que se incluyen menos de 40 edificios en toda Andalucía, habiéndole destinado a éste además, un tratamiento preferente.
¿Qué es el DOCOMOMO?
Del acrónimo conformado a partir de: DOcumentación y COnservación de la arquitectura y el urbanismo del MOvimiento MOderno. Es una organización internacional creada en 1990 con objeto de inventariar, divulgar y proteger el patrimonio arquitectónico del Movimiento Moderno. Forman parte del patronato del DOCOMOMO ibérico la mayor parte de los colegios de arquitectos de España y fundaciones de reconocido prestigio como pueden ser la fundación Mies van der Rohe o el Instituto Andaluz de Patrimonio.
¿Quién proyecta el edificio?
Es el arquitecto madrileño Antonio Galán Lechuga. Este arquitecto llega a Antequera en 1947 con el encargo de hacer la obra de restauración y reforma del Palacio de los Marqueses de la Peña de los Enamorados para el actual colegio de los Carmelitas en calle Carrera, en el cual curiosamente tuve la oportunidad de intervenir hace unos años en la restauración de sus torres.
Posteriormente se le encarga también la fachada historicista del actual Ayuntamiento de Antequera en 1954. Otras de sus obras reseñables son la Reforma de los talleres del Instituto de Educación Secundaria Maimónides de Córdoba (1960-1962) y la Escuela Politécnica Superior de Córdoba (1966-1976). Es un arquitecto que tenía en el Ministerio de Educación Nacional a un buen cliente. Más información, edición impresa sábado 16 de julio de 2016 (pinche aquí y conozca dónde puede adquirir el ejemplar) o suscríbase y recíbalo en casa o en su ordenador, antes que nadie (suscripción).