El grupo de senderistas que forman lo que ellos denominan, “Vamos Cañas” son unos entusiastas y amantes de nuestro paraje natural de El Torcal. El pasado mes de abril, en una de sus continuas rutas descubrieron un hallazgo insólito que les sorprendió: un cuenco campaniforme de origen prehistórico alojado en una pequeña cueva.
David Medina, Joaquín Soto, Rafael Cañas, Antonio Miranda y José María León, este último el protagonista del hallazgo, forman junto a Miguel Del Río, Rafael Pérez, Antonio ‘el vasto’ y Juan Burgueño este grupo de montañeros que durante más de una década disfrutan cuando el tiempo se lo permite de su gran pasión como es la Naturaleza.
El ‘gusanillo’ por descubrir los encantos del Paraje Natural de El Torcal de Antequera de estos senderistas surge
“a raíz de nuestro querido amigo Fernando Herrero que nos enseñó a conocer El Torcal , saber movernos por allí y a disfrutar de él todos los fines de semana”, explica Joaquín Soto. Las salidas de “Vamos Cañas” son puro entretenimiento para la práctica del senderismo, aunque también de exploración:
“En las rutas que realizamos localizamos ejemplares arbóreos singulares como encinas y arces de Montpellier; así como las formaciones geológicas más llamativas. Además, exploramos zonas nuevas ya que sigue habiendo muchos rincones que todavía no se conocen”, detalla Antonio.
El 28 de abril, un día importante
En la mañana del domingo 28 de abril, sobre las 11 de la mañana, David Medina, Joaquín Soto, Rafael Cañas, Antonio Miranda y José María León salieron como de ruta costumbre:
“Hicimos la ‘ruta de las tumbas’, como la llamamos nosotros y al salir de ella decidimos continuar por los ‘arregladeros’ y por aquella zona le mostramos a José María la pequeña cueva donde encontramos la pieza”, afirma Soto.
Lo que menos pensaban estos antequeranos en que en su interior iban a encontrar algo tan valioso:
“Entré con Joaquín a la cueva. Él iba con una linterna y yo alumbrando con el móvil, fue entonces cuando vi una hendidura y decidí meter la mano y allí encontré el cuenco. Estaba boca abajo, la saqué con cuidado, aunque aún no sabíamos lo que era”, asegura José María.
Tras sacar el cuenco de la cueva, Antonio Miranda se da cuenta de que
“es una pieza importante, ya que he seguido todas las excavaciones de la Cueva del Toro y me di cuenta claramente que es una pieza que pertenece a otro tiempo, veía que podía tener unos 5 o 7.000 años”.
Con la pieza en las manos el grupo de senderistas decidieron “informar a la persona que tenía más confianza en este tema y es por esto que me puse en contacto con Dimas Martín Socas, que había realizado excavaciones en la Cueva del Toro. Le envío una fotografía y le expliqué la zona donde la habíamos encontrado e inmediatamente me trasladó la importancia de la pieza y me dijo que lo más razonable era llevarla al Conjunto Arqueológico de los Dólmenes y que nos pusiéramos en contacto con su director, Bartolomé Ruiz”, subraya Antonio Miranda.