En los grabados y pinturas antiguas de la Virgen del Socorro, de los siglos XVIII y primera mitad del XIX, observamos que, en la iconografía consolidada de la imagen, siempre se repiten cinco elementos: amplísima saya blanca en forma de miriñaque, verduguillo rodeando el rostro, manto muy abierto en forma triangular, media luna a los pies y, sobre la cabeza, una corona real cerrada de reducidas dimensiones. Este último elemento, la corona, cambia a partir de 1781 cuando un grupo de devotos encarga, al platero Diego Ruiz González, una nueva corona de plata dorada de mayores dimensiones a las que eran habituales hasta entonces. La nueva pieza, que finalmente también fue sufragada en parte por la propia Hermandad, tuvo un coste de 2.429 reales de vellón y un peso de setenta onzas y tres adarmes. Su estilo es plenamente rococó y su forma parte de un calado canasto con decoración de rocallas y letanías lauretanas, del que parten ocho imperiales muy abombados, reunidos en el orbe y la cruz de remate. De una perilla central pende un Espíritu Santo con rayos, repujado sobre chapa de plata, que adquiere movilidad durante la salida procesional. Como novedad del momento (1781), también se le incorpora una aureola circular, repujada en chapa de plata, que envuelve toda la corona, formada de nubes, parejas de cabezas de querubes, rayos y estrellas. Hasta aquí el comentario de la más antigua corona de la Virgen del Socorro que se conserva en la actualidad.
En el año 1983, la Hermandad del Socorro encarga una nueva ráfaga de plata dorada para sustituir a la aureola circular dieciochesca, con la idea de recuperar la silueta de la antigua corona de oro de ley, la del año 1859, cuya desaparición misteriosa durante el comienzo de la guerra civil parece que ya se va aclarando. Esta nueva ráfaga de 1983, que repite en su decoración elementos del canasto de 1781, fue diseñada por Pepe Romero Benítez y realizada por el platero sevillano José Luis Jiménez, el mismo que en 1979 había labrado la media luna que saca la Virgen en la procesión del Viernes Santo.
Con motivo de la reciente publicación del libro titulado ”La Archicofradía de la Virgen del Socorro de Antequera. Historia y Patrimonio Cultural” (2022) se le encarga al profesor de la Universidad de Sevilla Antonio Joaquín Santos Márquez, especialista en platería antigua, el capítulo dedicado a esta materia y realiza un documentado y completísimo estudio. Descubre, en el Archivo de la Hermandad, todo lo relativo a la corona de 1781 y pregunta al Hermano Mayor, Antonio Cabello, si aún se conserva la aureola primitiva de la corona. Y, efectivamente, en una cajita antigua de madera, la Hermandad conservaba dicha aureola desmontada en cuatro piezas. Desde ese momento, surge la duda si es conveniente llevar a su estado original la corona antigua, lo que supondría perder la silueta e imagen ya tan consolidada -incluso copiada por muchas hermandades andaluzas- de la corona que todos en la Cofradía llaman la “antequerana”. Finalmente se opta por la solución más ambiciosa: hacer un canasto nuevo, réplica exacta del antiguo, incorporándole la ráfaga de 1983, y recolocar la aureola antigua al canasto antiguo, devolviendo la pieza histórica a su estado original. De todo ello se ha encargado el platero José Luis Jiménez, que ha realizado un trabajo verdaderamente modélico.
Como resumen final, podemos decir que hoy la Virgen del Socorro cuenta con tres coronas de procesión. La que hizo Manuel Seco Velasco en el año 1953, llamada popularmente como la “sevillana”; la de 1781, del platero Diego Ruiz González, que recupera su estado original; y la del platero José Luis Jiménez, conocida como la “antequerana”, con la ráfaga de 1983 y el nuevo canasto de este año 2025.Al margen de otras consideraciones, la solución adoptada entiendo que es la más respetuosa con los valores históricos y patrimoniales de la Archicofradía