En la mañana del miércoles 23 de abril, llamaban a las puertas del Cielo, donde preguntaron: “¿Quién es?”. Y una mujer dijo: “Soy Puri Campos, la nieta de Pura Palomo Valle, la mujer de Manolo Fernández, la Regidora de Antequera, la Camarera del Cristo Verde…”. Y le dijeron: “¡Vale, vale…! Pasa; te estamos esperando y menuda hay ahí arriba esperándote…”.
Y se abría una escalera, forrada de claveles rojos, al final de la cual emergía una figura de un destello de luz cegador. “¡Mi Cristo Verde, quiero abrazar a mi Cristo Verde!”, exclamaba. “¡Pero hija, Puri! ¿No ves que soy Yo? Ven, abrázame como querías y dijiste hace unos días…”.
Y Puri, de rodillas, se echó a los pies de su Cristo Verde, Resucitado y Glorioso… Y Puri Campos, cumplía así su último deseo, abrazar a su Cristo Verde.
El carmelita padre Antonio Jiménez, en otras de esas ocasiones en las que habla su corazón, dijo en la abarrotada despedida el jueves 24 a primera hora de la tarde, en la Parroquia de La Trinidad, que con ella se iba “un trozo de la historia de Antequera”, y no exageraba el buen carmelita. Esposa de un hombre bueno, generoso, que no tenía más que amigos, pendiente de ella, como juró en su boda. Y madre de hijas amantes de sus padres. Y de sus nietas. Hija y hermana ejemplar… Y con muchos, muchos amigos que la admiraban, que la querían, que sabían de sus actividades infinitas, en la Confitería Nieta de Pura P. Valle, en su Cofradía de los Estudiantes, como Camarera de “su” Cristo Verde, como amiga de todo el mundo, como mujer generosa y entrañable.
Superó una durísima enfermedad, el cáncer, ejemplo de mujer luchadora, pero en Semana Santa, entre el Jueves y el Viernes Santo, tras “arreglar” a su Cristo, otra cruel dolencia surgió e hizo crisis en la víspera del Domingo de Resurrección y se nos la llevó días después.
Incredulidad en su Antequera porque nadie podía esperar que esa mujer toda nervio, toda actividad, toda entusiasmo, se nos pudiera ir. De inmediato las muestras de condolencia recibidas por su familia, no eran sino el reflejo en su esposo, en sus hijas y familiares, del afecto que todo el mundo sentía por ella, porque ella se lo ganó. En La Trinidad, estaba toda Antequera, familia, cofrades, amigos, vecinos, el alcalde, gran amigo suyo, abrazando al esposo destrozado, a sus hijas e hijos, a sus hermanos y sobrinos, expresando su dolor, agradeciendo cómo era.
Ahora, como ella habrá pedido al Señor, Éste cuidará de nuestro amigo Manolo Fernández, de sus hijas, de su familia. Nosotros, a veces confidentes, siempre amigos además de parientes, nos queda que le pida a Dios, por todos los suyos, por todos nosotros.
Antequerana que nació el 25 de marzo de 1949, la hermana mayor de siete hermanos. Casada con Manuel Fernández Sandoval desde 1973. Mujer, que nació para ser Regidora, como lo lució ejemplarmente en 2005, tras el merecido nombramiento por parte del entonces alcalde Ricardo Millán. Mejor Empresaria Malagueña en 2005, embajadora de Antequera en las ediciones célebres de FITUR.
Además de su marido, de sus tres hijas y de sus nietas, presumía también de ser camarera de su Cristo Verde, desde 1965, 49 años cuidando de Él aquí en la tierra. Y en la Semana Santa de 2014, los cofrades del Cielo, auparon tan alto el trono del Cristo Verde, que su cantonera rozó con el techo, por lo que su Señor, su Cristo, la llamó para que la arreglara, siendo Él, esta vez, el que preparó un camino de claveles morados para que ella lo pudiera abrazar, como deseó en sus últimas horas.