Este jueves por la mañana, San Pedro recibió a José Gómez Gómez. El apóstol mostró su incredulidad porque no llegaba solo, lo hacía cargado de bolsas y sueños de felicidad, de iniciativas, de todo lo que había podido subir desde la tierra. El santo le dijo al bueno de Pepe que no podía entrar al Cielo con nada, sólo su alma, que allí le esperaba su esposa Pepita.
Pepe le dijo que por supuesto, pero que antes de subir, se llevó para arriba todo lo tenía a mano en sus bolsillos para dárselo a San Pedro para que él lo repartiera a quien lo pidiera. El portador de las llaves no supo qué decirle, se quedó con las bolsas y lo dejó entrar para dentro, donde le esperaban muchos amigos y, antes de ver al Señor cara a cara, allí estaba Pepita que se emocionaba de volver a tenerle entre sus brazos.
Así fue José Gómez Gómez, ‘Pepe Gómez del Chaplin’, quien no paraba de inventar, de promover, de innovar y todo lo que tuviera, lo ponía a disposición de quien estuviera al lado, como nos cuentan sus hijos que hizo con las enfermeras de la residencia en sus últimos días. Antequera se queda sin otro gran personaje, el promotor de la gran hostelería, el que hizo el restaurante con más clase y recuerdo que tenemos: “El Chaplin” en el antiguo convento de San Agustín.
Pepe recibió este pasado Día de Andalucía, uno de los Efebos que la Ciudad concede, que tuvo que recoger su hijo Carlos porque Pepe estaba regular de salud. Su hijo puso voz a su padre y ese galardón “se lo dedicamos a mi madre, a Pepita. Creo que detrás de un gran hombre hay siempre una gran mujer y ésa era mi madre”. Nos confesaba que “ella soportaba todas sus innovaciones y siempre estaba ahí, detrás de él”.
Ahí queda el recuerdo de un gran hombre que con El Chaplin lo dio todo a la ciudad: un restaurante, con terraza, salón de celebraciones, bodeguita, pub y todos los servicios que se precisaran. Allí se celebraron muchos momentos felices de toda generación que hoy vive en el día a día de nuestra ciudad. Luego vinieron sus apuestas por montar casetas en la feria de Málaga, el Molino Blanco y todo lo que hiciera falta.
Hoy sus hijos, saben que ya descansa en paz y que allá arriba, la recordada Pepita Delgado Gómez, ya lo tendrá sola para él… hasta que Pepe empiece a promover actividades allá en el Cielo para que sea un lugar donde vivir mejor el día a día sin importar el mañana. Descanse en paz y que su familia mantenga su espíritu.