Una ciudad es la suma de sus historias, sus personajes, su día a día, sus efemérides. En ella quedan pocos nombres, sólo los elegidos, que serán recordados en sus libros y periódicos con el paso de los años y los siglos. Pero en sus raíces quedan grabadas esas personas que no se recordarán quizá por sus apellidos, pero sí por sus nombres y por su aportación al día a día de la ciudad. Uno de ellos será sin duda, Jacinto Escribano Rodríguez.
“¿Y quién es este señor?”… puede que alguien se pregunte. Pues Jacinto es aquel chaval que creció con su familia de 13 hermanos, a quienes acompañaba al Infante don Fernando y que fue uno de los pilares y razones por las que nació ADIPA. Jacinto era ese seguidor del Bayern de Munich al que le encantaba el logotipo de Adidas y la destreza de los Matthaus, Effenberg y Oliver Kahn. Jacinto es aquel anónimo penitente de la Virgen de los Dolores y devoto de la Virgen del Socorro, que no permitía quitarse el capirote hasta llegar a casa. Jacinto es aquel joven que disfrutaba de pasear por las calles de Antequera. Jacinto es quien sacaba su conversación de fútbol y luego la compartía con Memé en la Bombonera. Jacinto es quien presumía de sus hermanos, con Loli la más pequeña como su fiel acompañante. Jacinto es aquel niño que siempre le pedía un balón a los Reyes Magos. Jacinto es aquel muchacho al que le encantaba el cine. Jacinto consiguió en 2019 que se diera un “Efebo” para gente con capacidades como las suyas. Pero Jacinto Escribano Rodríguez también es… aquella persona que a los 66 años, nos dejaba el pasado 1 de abril.
Hace apenas un mes y aún esperamos verlo en su silla de ruedas paseando por las calles con sus amigos. Su magia sigue presente, aunque no le vemos. Jacinto nació el 11 de abril de 1957 en Antequera. Sus padres, José Escribano Herrera y Concepción Rodríguez Reyes, se fueron muy pronto, y sus hermanos le siguieron arropando y demostrando su cariño. Desde los 14 años ha estado siempre ligado a ADIPA. Jacinto fue uno de los niños por los que se abrieron las puertas de ADIPA.
Jacinto habrá vuelto a recibir el abrazo de los Reyes Magos, como todos vimos ya aquel 5 de enero de 2020, cuando Baltasar, al reconocerlo, se levantó de su trono y le dejó que él se sentara en él porque él es de los mejores regalos que Sus Majestades han dado a la ciudad en los últimos tiempos.
Jacinto habrá entrado al Cielo cantando canciones de Raffaella Carrà y Nino Bravo con “Un beso y una flor”, con sus revistas de Bruce Lee y sus camisetas del Bayern. Y cuando San Pedro le haya reconocido con: “¡Hombre, Jacinto!”. Él le habrá dicho: “Soy Jacinto de ADIPA y de Antequera”. Y habrá llegado el Rey Melchor para regalarle su balón de fútbol esperado. Gracias, Jacinto, por tus años de amor en esta ciudad.
La familia agradece todas las muestras de condolencia recibidas y comparte que la misa funeral, tendrá lugar este viernes día 17 de mayo a las 19,30 horas en la iglesia del Salvador.