El Señor de la Salud y de las Aguas llama a doña Carmen Navarro, camarera que fue del Patrón de la Ciudad, para que le acompañe en su nueva misión de cuidar de las personas que viven la nueva vida en el Cielo.
Pesar en la ciudad cuando se conoció el fatal desenlace de su fallecimiento en la tarde del viernes 9 de octubre, de una mujer que junto a su marido, José Ignacio Moreno, son muy queridos por su sencillez, su amabilidad y su implicación con diferentes colectivos.
Practicaban lo que el Evangelio nos marca «que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha». Matrimonio muy creyente, con pasión por el Señor de la Salud y de las Aguas. Siempre recordaremos la imagen de cómo ella mimaba con su pañuelo el rostro del Señor, tras ser «bajado» a final de abril, antes de «subir» al Altar Mayor de San Juan.
Seguramente, tras acompañar San Juan a San Pedro para abrirle las puertas del Cielo, al encontrarse con el Padre, lo primero que ella habrá hecho es sacar su pañuelo para seguir cuidando el rostro del Señor, el de Antequera.
Ya no será lo mismo ir a las novenas del Señor, en el mes de mayo, y verlos a los dos juntos del brazo caminando hacia los bancos laterales, para participar de la Eucaristía, después de rezar la novena.
Desde estas líneas, nuestro pésame a su gran esposo, José Ignacio Moreno, su hija y toda su familia, que acaban de perder un referente de su día a día: el amor de su madre, Carmen Navarro. La próxima vez que vean a su Señor, y a partir de ahora, encontrarán en su dolor, el camino de la salvación de la muerte a la vida eterna.