El pasado viernes 20, entregaba su alma a Dios nuestro querido amigo, don Antonio Anaya-Álvarez de Perea, conocido y eficaz agricultor, caballero cristiano, ejemplar padre de familia, que por sus dotes naturales, generosidad y simpatía, se había hecho acreedor de innumerables amistades.
Perteneciente a una estimada y conocida familia se había granjeado el afecto de cuantos le trataron, como se puso de manifiesto en el sepelio verificado el sábado 21 en la iglesia de San Sebastián, acompañando a sus hijos Joaquín, Marta, Antonio, Begoña, Paloma, María y Javier y demás familiares. A ellos y a sus hermanos, nuestros queridos amigos doña Elisa, Juan, Manuel, doña Joaquina y Joaquín, nuestro pésame más sincero.