En plena vida, dueño de méritos indiscutibles, uno de los últimos eslabones de la Escuela de Plateros de Salvador González, del que era nieto, nos dejaba un entrañable, querido y admirado amigo, José Agustín González Arjona.
Persona humilde, artista, trabajadora, enamorado de la Platería, defensor a ultranza de su tierra, a la que promocionó especialmente en Marbella, en tiempos de Jaime de Mora y Aragón, al que intentó atraer hasta Antequera; esposo y padre ejemplar, orgulloso heredero directo de su apellido, José Agustín, contaba con infinidad de amigos y admiradores que sentimos la triste noticia, la pérdida de un antequerano ejemplar.
Desde estas líneas, pedimos una oración por su alma y a Dios que conceda resignación a su esposa Marisa Gómez Báez, hijos y familiares.