El miércoles 4 de julio, Antequera recibía la triste noticia del fallecimiento en Madrid de José García-Berdoy Cerezo, a los 64 años. Hijo de los recordados José García-Berdoy Regel y Blanca Cerezo de Luna, y hermano de Pedro, Blanca y Pablo. Fue trasladado a Antequera el pasado viernes 6 de julio, donde se le despidió en el templo conventual de Las Descalzas, descansando sus restos junto a los de su familia en la cripta del templo.
“Pepillo”, como se le conocía popularmente, era licenciado en Derecho y Economía, habiendo trabajado en la Caja de Ahorros de Antequera y luego Unicaja, hasta que tras la muerte de su padre, decidió dedicarse a su familia, la de los García-Berdoy, que tanto hicieron por Antequera en el siglo XX con la “Azucarera” y la Caja de Ahorros.
Una rápida enfermedad le llevó al fatal desenlace que nos deja sin un personaje con un carácter destacado de amor a su familia, al legado que dejó a la ciudad y por mantener en el recuerdo lo que hicieron, sobre todo su padre y abuelo, y seguir vinculando a los García-Berdoy a la ciudad, con sus proyectos de hotel y apartamentos como pretendía, aunque con muchos impedimentos, o bien en la casa propia o en la antigua Posada de San Fernando.
Era aficionado al cine, como demuestra su perfil en whatsapp, con una fotografía de Gregory Peck en la película “Matar un ruiseñor”, de lo que muy bien ha dado cuenta Carlos Rodríguez en “La Razón”. Y para la historia quedarán sus libros como “Antequera, Obras Maestras” que presentó en Madrid y Antequera y que pretendía ser “un homenaje a todos los arquitectos que a lo largo de la historia han llenado el mundo de obras maestras, trabajando con rigor, seriedad y amor a su profesión”, algo que podríamos utilizar para el propio “Pepillo”, una persona que como también dijeron el sacerdote alemán Antonio Elverfeldt y su sobrino, Antonio, fue un caballero que defendió con amor, orgullo y honor, la vida de una familia que lo dio todo por Antequera, como fue también el caso de “Pepillo”.
