El 27 de febrero nos dejó Teresa Sánchez Ortega ‘La Rufa’. Hija de Francisco y Trinidad, siendo la octava de doce hermanos que conforma una familia rica en valores como el hábito en el trabajo, la amistad en la solidaridad y llevando siempre a gala el ser antequerana. Madre ejemplar de dos hijos: Manolo y Paco y una “Súper Yeyi” de cuatro nietos: Manuel, Alejandro, María Cayetana y Leticia.
Desde su niñez se le veía un ser genial… trabajadora, innovadora, alegre, valiente, pionera con mucho glamour y porte, siendo una de las grandes de Antequera. ¡Qué semana de vestimentas y complementos exhibiste cuando de ‘manola’ te vestiste, y con tu saber estar, tu alegría, tu mantilla y tu peina en el palco, parecías una reina! Orgullosa siempre de sus hermanas, decía ese refrán haciéndole honra a su querida familia… ¿Quién es la más guapa de las Rufas? La primera que te encuentres…
Se crió en una niñez donde el compartir era fruto de una familia ejemplar, en una época donde las mujeres con acceso a la universidad era un imposible y donde las nueve hermanas se preocuparon y se sometieron a un aprendizaje innato, que supieron transmitir en su entorno, tanto familiar como de amistad. Teresa fue un prodigio de adaptación a los cambios sociales, proporcionando un cálido ambiente en su cercanía. Participó en muchas asociaciones benéficas antequeranas para el bien de los prójimos resaltando las Amas de Casa.
Muy devota del Señor de la Salud y las Aguas y de la Virgen del Socorro y aquí tenemos que recordar a su marido Manolo Cortés, futbolista y que durante 25 años estuvo sacando ambas procesiones. Su compañero que murió joven, tras una enfermedad larga, donde nuevamente Tere sacando fuerza y toda su valentía le hizo frente a esta adversidad de la vida convirtiéndose en su enfermera y pilar fundamental de su familia. Mujer polifacética, donde nunca se rindió y en ella siempre encontrábamos esa mano que te ayuda a levantarte o esas palabras de aliento y positividad que con su alegría te transmite y te ayudaba.
Nosotros les hacemos este reconocimiento que es de amor, que ya le dimos, pero que también es de admiración y orgullo y queremos resaltar ahora, ante su partida. ¡Querida madre… eres mujer bien nacida y parecida, educada para ser modelo de sencillez y a la vez enaltecida! Como buena esposa, peculiar madre, abuela inmejorable, familiar y amiga con una vida ejemplar quedaras en nuestro recuerdo como una persona muy querida.
TUS HIJOS