El lunes 24 de octubre, la ciudad recibía la triste noticia de la pérdida de doña Lourdes Moreno de Rojas, viuda que fue del recordado don Antonio Rojas Muñoz, padres que llevaron al frente una casa con catorce hijos y dejaban en una nueva generación ese comercio referente con tres siglos ya, el de Rojas en calle Infante don Fernando.Un lunes tuvo que ser, después del domingo, el día del Señor. Ese mismo día, el párroco y arcipreste Antonio Fernández, pedía por ella en la misa dominical a mediodía. Doña Lourdes era de misa diaria, siempre lo fue y hasta el último momento lo hacía.
Con su casa cerca, no había obstáculo que le impidiera acudir a su San Sebastián. Su fe en Dios era presente en su forma de transmitir la vida. Acompañada por sus hijos, sus nietos o amigas de la zona, era de buscar un sitio para sentir más cerca a Dios.
Con su marido sacaron una de las familias numerosas más grandes y queridas de la ciudad: ¡catorce hijos! Sólo ella sabe lo complicado que tuvo que ser su día a día, porque ella nunca se quejaba, siempre tenía una sonrisa, una buena palabra o un recuerdo de la familia con la que compartía un momento.Su esposo, el recordado don Antonio Rojas Muñoz, fue faro de la Cofradía de los Dolores, que dejó marcado el corazón servita en su hogar. Pero ella lo tenía compartido con la Virgen del Socorro como lo tiene su familia. La recordamos los últimos años, aguardando en una silla la salida de la Virgen, rodeada de sus nietos que formaban parte de la procesión.
Una señora educada, elegante, atenta y bondadosa. Orgullosa de sus hijos, sus nietos y bisnietos que engrandecían aún más su familia. Supo ser siempre guía de los Rojas-Moreno. Recordamos momentos intensos como cuando acompañaba a sus hijas como Regidora o Reina de las Fiestas, o simplemente porque veía cómo ellos seguían con lo aprendido en casa, siendo buenas personas y comerciantes.
Antequera tiene en ella una de sus hojas más brillantes que ahora, sus hijos, tienen la misión de recordarla, de mantener lo que ella les enseñó. Que la Virgen les ayude a superar su pérdida y a mantener viva su esperanza de vivir. Que sepan que tuvieron una madre que fue ejemplo, amante de los suyos y que consiguió escribir esas páginas de familias numerosas que legaron a la ciudad un ejemplo de afrontar el día a día con trabajo y ejemplo como ella fue.