El pasado 23 de noviembre nos dejó Teresa Arjona García. Esposa que fue de José García Zambrana ‘Pepe el de la miel’. Una larga vida, 90 años, dedicada a su esposo, hijos y nietos. A los que inculcó su espíritu de lucha y superación, para que obtuviesen lo que ella no pudo conseguir por la época que le tocó vivir.
La vida no le dio la oportunidad de tener hijas, uno de sus grandes deseos, pero eso no le impidió ser como una ‘segunda madre’ para muchas mujeres que la tuvieron como fuente de consejos y aprendizaje.
Estas son las últimas palabras que le quisieron dedicar sus nietos: “Querida abuela Tere. Hoy nos reunimos tus hijos, nietos, sobrinos, cuñados y esposo para darte un último adiós. Pensar que no te volveremos a ver, nos rompe el corazón, pero no queríamos dejar esta oportunidad para poder dedicarte unas palabras de agradecimiento y reconocimiento a toda una vida dedicada a los demás.
A partir de hoy, descansas junto a tu madre, algo que nos da consuelo y sosiego en estos momentos tan difíciles que estamos viviendo. Porque no hay mejor ejemplo de amor que el de una madre, y ésa es la mejor palabra que define lo que has sido para todos nosotros en esta vida.
Una madre llena de fuerza, carácter, sabiduría, dulzura y humanidad, que siempre estuvo para ayudarnos cuando lo necesitábamos, y que lo seguirá haciendo desde el cielo. Sabemos que nada ni nadie podrá rellenar el vacío que dejas en nuestro corazones. Pero hoy, te queremos dar las gracias por todos los instantes que nos has regalado, por cada caricia, abrazo, beso y por supuesto por cada pestiño, fuente de ensaladilla, carne de membrillo o cualquiera de tus guisos y sopas que nos deleitaban el paladar y los cuales siempre escondían dos grandes ingredientes que los hacían irrepetibles, el amor y la ternura de una madre.
Desde hoy, una nueva estrella brilla en el cielo, una estrella de luz que nos iluminará y guiará cada vez que lo necesitemos. Te prometemos abuela que seguiremos tu ejemplo de amor incondicional y fuerza, y que nunca nos rendiremos ante nada, como tú nunca lo has hecho.
¡Gracias abuela!”.
