Dicen que la única persona que quiere que triunfes en tu vida y seas más que él es un padre. Y qué razón tienen como le pasaría ya en el Cielo a don Manuel Ortiz Salmón, más conocido como “Manolo el Chato”, procedente de una familia humilde, relacionada con las labores tradicionales del campo, específicamente de la ganadería con las vacas.
Tenía 81 años y hace unos días se indispuso y nos dejó el domingo 12 de enero. Él, junto a su esposa Socorro Palomo Martín, formaron una familia con la bendición sus hijos: Juan Manuel, David, Jesús y María del Socorro. Buscaron todo lo que hiciera falta para que crecieran felices, queridos y sin que les faltara lo que ellos no hubieran tenido. Verles calle Nueva arriba y abajo era señal que iban a ver a sus padres, y con el paso de los años también con los nietos.
Quienes estuvieron en el velatorio, percibieron cómo además del cariño al matrimonio, se sumaban amigos de los hijos, mostrando que esa humildad, amor y cercanía que sembraron los padres, hoy las recogen los hijos, aunque fuera por una triste noticia.
Impresionante la despedida en San Sebastián. Seguramente muchos recordarán como el día que un obispo fue a presidir el entierro del padre “del cura Palomo”. Pero los que tenemos fe, sabemos que allá arriba, “Manolo el chato” se pasó toda la celebración presumiendo de los suyos. “¡Mira qué cara de buena tiene mi mujer!”. “Anda, si está mi Coqui! A la pobre la he hecho venir de Zaragoza!”. “¡Y mira, los tres hermanos: mi David, mi Jesús y mi Juanma!”. Momento en el que emocionado, se percató que ya estaba en el Cielo y le toca seguir siendo el ángel de la guarda de su familia allá arriba. Que la Virgen, en el rostro del Socorro, Soledad y Pilar, sean su protección.
