En el amanecer del martes 11 de marzo nos dejaba vacíos en nuestra residencia de ADIPA, don Manuel Gallardo Jiménez. Qué recuerdos cuando estaba de acomodador del Cine Torcal con tu linterna en mano buscando el mejor sitio para los cinéfilos. Ahora se apagó el rótulo con el FIN y se encendieron las luces del cine.
Después como portero del mismo cine te dijimos adiós en la misma puerta en la que tantas veces nos recibiste. Supistes ser feliz en tu fragilidad y nos diste la oportunidad de quererte, hoy un poco más que el día anterior. ADIPA es hoy menos ADIPA sin ti, fuimos a tu casa y tú fuiste nuestra razón de ser. Descansa en paz, Manolo si la vida es una película, la tuya tuvo un final feliz . Que la tierra le sea leve. ADIPA siempre te recordará.
PEDRO FERNÁNDEZ
