En cada familia hay una persona que vive detrás de las bambalinas, donde nadie la ve, siendo el engranaje perfecto de esos hogares que trabajan y se entregan en el día a día de sus quehaceres. Una de ellas es doña Teresa Paradas Jiménez, que nos dejó a los 90 años el pasado sábado 11 de octubre.
Era el alma de los Gemas-Paradas, al cuidado de sus hijos, apasionada con sus nietos y facilitando que su recordado marido, don José Gemas Madrona, se volcara con el trabajo, primero con las recordadas clases de contabilidad en calle Merecillas y luego al frente de la Caja de Ahorros de Antequera. Él, Pepe Gemas, como aún se le recuerda, fue artífice de colocar a la ciudad en primera fila de las entidades financieras. Cuando nos dejó, ella, Tere, fue la encargada de seguir cuidando y uniendo a los suyos, ya con sus respectivas familias. Los años iban pasando y ella sabía superar las adversidades y mantenía su interés por los demás, por todos los que conocía y apreciaba.
Ahora nos deja, y son sus hijos: Francis, Susana y Blanca; y también Ana, Curro y Juanjo, los que, junto a sus nietos y bisnietos, los que reciben el legado y las virtudes de una buena mujer, que supo defender a los suyos, interesarse por los demás, estar siempre atenta mostrando una sonrisa por muy malos que fueran los días. Su recuerdo quedará grabado en sus corazones como esa sencillez y cercanía que siempre transmitía. Su familia, desde estas líneas, agradece las muestras de cariño recibidas estos duros momentos. Descanse en paz.

 
                                    



