Si la memoria no nos falla, fue en la Semana Santa de 1977, cuando Adolfo Suárez, de acuerdo con La Zarzuela, aprovechando la Semana Santa, “legalizó” al PCE, lo que constituyó un bombazo informativo y una sorpresa para muchos. Se sabía, sí, que Santiago Carrillo andaba por España, con una peluca que le hacía irreconocible, y se congratuló de la medida adoptada por Suárez –y el Rey– para lo que, por su parte, admitió varias condicionantes, la principal de las cuales fue, quizá, adoptar la Monarquía renunciando a las doctrinas del PCE.
En febrero de ese año, el PSOE había sido igualmente legalizado, aceptando como forma de Gobierno la Monarquía. Felipe González comprendió que los tiempos habían cambiado y que de la misma forma que el Movimiento, “partido político” que heredó aquél gran Presidente Suárez, cuyo nombramiento sorprendió tanto a los políticos que más sonaban para tal cargo, y que cumplió a la perfección lo que España necesitaba en aquellas fechas vitales para la transición de un régimen autoritario al sistema democrático.
El “Movimiento” renunció a buena parte de sus ideales, admitiendo a PCE y el PSOE, que aceptaron la Monarquía, pero aquello “sirvió”, y a partir de ahí la España Democrática cumplió su cometido, con muchos aciertos aunque luego registró degeneraciones que no habrá que recordar.
Ignoramos si muchos políticos de hoy, que no habían nacido en ese 1977 o eran niños, conocen esa parte crucial de la Historia de España, o si ni en Colegios ni Universidades “se estudian” esos hechos, como se ignoran otras importantes cosas, achacando a esa ignorancia el despiste de muchos políticos en muchos asuntos, en muchas situaciones… como la que ahora vivimos.
Porque tras los fallidos intentos del señor Sánchez, topándose con las negativas que le adelantaron todos, salvo “Ciudadanos”. ¿Esperaba que los restantes partidos les aceptaran así como así? Por dos veces les rechazaron y aún así creemos que la alianza, confiaba en que el lunes el Rey anunciara al presidente del Congreso que iba a seguir llamando a los candidatos.
Pero el Rey dijo que no, en una medida calificada por los técnicos políticos como muy acertada por parte de Felipe VI. Pónganse de acuerdo ustedes antes y cuando lo tengan, no en proyectos sino en realidades, volvemos a empezar.
Y cómo se llega a ese acuerdo, pues recordando, enterándose, si no lo saben, de lo que hace casi 40 años, hicieron Suárez, González y Carrillo. Y, por supuesto, el Rey Juan Carlos I: enterarse de lo que pasaba, ver qué podía ceder cada uno. Por el contrario, el señor Sánchez, rechazaba cualquier contacto con el PP, en lugar de disponerse a un encuentro con el señor Rajoy, para ver qué hacía falta, para lograr lo que toda España espera: formar un Gobierno, si es plural mejor, que vuelva a poner en marcha al país, que resuelva problemas como el paro, la economía, la seguridad, la educación, la sanidad… y todo los demás. Y eso que lo ve cualquiera, ¿no lo atisba siquiera el señor Sánchez?
