El lunes por la mañana muchos antequeranos se encontraron con calles cortadas, otras cambiadas de sentido, y mucha actividad en todas ellas, cambiando pavimentos, tendiendo capas de asfalto…
La primera reacción es de fastidio, por las molestias que nos encontramos con esos cambios inesperados o alternativas en nuestro ir a éste sitio o al otro, intentar aparcar en el sitio habitual, cambios por cierto previamente anunciados aunque muchos no nos enteremos hasta que tropezamos con las vallas. Pero, ahí deberíamos caer en que en esas obras, aunque no sean faraónicas, encuentran trabajo muchas personas, mientras que, por otro lado, se corrigen defectos en el pavimento o se embellecen determinadas zonas de calles, avenidas o plazas.
Se escogen también estas fechas porque el buen tiempo está garantizado, con lo que no se producen esas incómodas y costosas retenciones y los parones en las obras que las alargan y a veces estropean parte de lo hecho… Son las exigencias que demandan las obras cualesquiera que sean o se hagan en la fecha que se hagan.
Que sí, que es un lío aparcar, ir a un sitio a otro, pero pensemos en la obra cara, en las personas que encuentran por fin un trabajo, aunque sea temporal; en las cosas que se mejoran, corrigen o embellecen, y en que cuando terminen, vamos a mantener una Antequera mejor…
Y mientras, pendientes desde el próximo fin de semana de lo que digan en Estambul los sabios de la Unesco sobre el Sitio de los Dólmenes de Antequera, culminando meses, años, de gestiones, trabajos, investigaciones, informes de los más prestigiosos investigadores, científicos, historiadores y técnicos, especialistas en diversas materias, todos ellos ponderando la singularidad que busca la Unesco, la exclusividad de parajes, construcciones, el valor que suponen dentro de la Historia de la Humanidad, de la que son hitos impagables, pasos de gigante desde el hombre primitivo hasta el de hoy, dominador de la Naturaleza, de la Ciencia, de la Técnica.
La embajada antequerana que se desplazará a Estambul tiene las maletas preparadas para coger el avión que les lleve a ser testigos de lo que puede ser una de las jornadas más importantes en la Historia de Antequera, en las que tantas cosas se deciden. También viajan representantes del Ministerio de Cultura, de la Junta de Andalucía, de la Diputación.
Conviene recordar que en caso afirmativo, que es por lo que todos suspiramos, es una especie de “prueba” para ver cómo funciona todo, para comprobar si se cumplen las obras, las promesas, los planes comprometidos para que aquello resulte a la perfección, para que se eliminen barreras que afean el conjunto, para que el título que puede otorgar Unesco se vea correspondido como se merece… Pero no adelantemos acontecimientos y quedemos pendientes del viernes o sábado de la próxima semana en que todo se decide.