¡Cuántas veces lo he dicho! Llamemos a las cosas por su nombre. En España, se habla y debe hablarse el castellano, sin impedir que regiones con una lengua, costumbres y tradiciones quieran apostar porque alumnos y vecinos del lugar se expresen en el idioma de la tierra que los vio nacer. Viene esto a colación tras las manifestaciones de los últimos días donde el Gobierno central ha garantizado que, en el uso de la aplicación del artículo 155, en Cataluña se podría poner fin al modelo de inmersión lingüística del que disfrutan desde los años 80.
No es momento de hacer una serie por capítulos con todo lo que está ocurriendo en Cataluña, pero si de decir en voz alta¡ BASTA YA! Es inadmisible que cada día las noticias y portadas de los periódicos tengan los mismos protagonistas: los catalanes. Radicalizados no es su historia, sino en el último siglo, han venido a convertirse en las dos últimas décadas en una región que ha plantado cara al gobierno de Madrid, a España y a todos los españoles. Al Gobierno no debiera haberle temblado la mano aplicando el artículo 155 en toda su extensión, de iure y de facto. Tal vez así Puigdemont no se habría dado tantos paseos por una Europa que debe haber cuestionado nuestra fortaleza política.
Espero que pronto, muy pronto, Ana Pastor, vocera de la izquierda española, tenga un par de pantalones (ahora que todos somos iguales) para tirar de las hemerotecas y reconstruir la situación a la que se ha llegado en España. El resultado será difícil de entender, pero los más progres con un poco de vergüenza y siempre que hayan tenido que batirse el cobre y no hayan vivido de las subvenciones, tal vez tengan algún momento de vergüenza ajena; los que dicen ser más conservadores puede que entiendan que ante tanta corrupción la credibilidad política se queda totalmente huérfana, sin apenas margen para maniobrar.
Inadmisible es que en España, donde nuestra ley de leyes, el texto constitucional, determina que todos los ciudadanos tienen la obligación de conocer el español y el derecho a usarlo, tengamos que asistir a situaciones en las que hablar el castellano en Cataluña está siendo perseguido y multado por los que dicen estar amparados por la democracia y la libertad, cuando de lo que se trata es de todo lo contrario. ¡Por favor, pongan orden en España!
