Como estamos en horario en el que la educación y el respeto están presentes, no voy a usa el exabrupto maleducado que soltó la señora Castro dirigiéndose a los manifestantes jubilados que abuchearon a Rajoy en Alicante el pasado sábado. Pienso que como es la mano derecha del presidente se podía permitir insultar a las personas que no estaban a su altura o fastidiaban la entrada o salida triunfal del acto programado.
La señora Castro debería de haber sido humanitaria, al menos haber mantenido la educación, las formas, con aquellos que tienen pensiones mínimas, o se sienten estafados e insultados, por la subida de las mismas, frente al sueldazo de 112.000 euros que cobra ella, oficialmente al año. Se conoce que más que Rajoy y que se sepa desde hace años, sin verse mermado su salario ni por la crisis, ni por recortes, ni por nada.
Los cortes de mangas y los tacos ofensivos a micrófono abierto es lo que tiene, nos enteramos todos y los que no quieran saberlo, ellos se lo pierden. Estuvo torpe la señora Castro y ha pedido disculpas, lo ha reconocido, pero incluso en este acto ha estado desacertada la mano derecha de Rajoy. Ya que las pides hazlo, sin esa autosuficiencia llegada de no sé dónde frente a personas que se han ganado su jubilación trabajando toda su vida.
Claro que los manifestantes molestan, para eso se hacen las protestas para reivindicar haciéndose notar. Pero señora Castro, usted que es directora de comunicación de Rajoy, debería saber cómo comunicarse dentro, fuera y al lado. Usted que es imprescindible para el presidente cuando quiere quitarse de encima periodistas y preguntas, se le presupone enterada del protocolo y versada en educación.
Los entendidos dicen que el lenguaje es el espejo del alma, al menos digo yo de la educación y la urbanidad. Pero lo uno no exime de lo otro. Respeto, señora Castro.
