Cuenta una leyenda adaptada a nuestras circunstancias que, un impresor, agotado de tanto componer los minúsculos tipos móviles, se quedó dormido de madrugada, sin poder terminar a tiempo su trabajo. En sus sueños, despertaron unos duendecillos de imprenta, que al ver la extenuación del librero, decidieron ayudarle mientras él descansaba ante la falta de fuerzas.
Cuál fue la sorpresa que al amanecer, al salir el sol por Antequera, el impresor se encontró con todas las galeradas listas para meter en la prensa y editar el primer ejemplar del periódico de su tierra.
Es uno de esos cuentos que a veces invocamos para poder terminar un trabajo en el que por mucho que haya cambiado la tecnología, sueñas con esos duendes que aparezcan para ayudarte a sacar horas de donde no las haya.
Escribimos estas letras tras una nueva corta noche, en la que de momento no hemos visto que los duendes de imprenta hayan surgido para terminar el trabajo que estamos realizando a marchas forzadas para el inminente 30 de Junio de 2018, el día del Centenario de “El Sol de Antequera”.
Y lo hacemos con responsabilidad, porque estar aquí escribiendo es seguir con el encargo del Consejo de Redacción del fundador Francisco Javier Muñoz Pérez, porque seguimos siendo “entusiastas aficionados al periodismo y amantísimos devotos de las letras, no nos resignábamos a que Antequera quedase sin un periódico que, con más o menos acierto, cumpliese la misión informativa y divulgadora que a la prensa corresponde. Es más, creemos que la inexistencia de periódicos en una población puede considerarse como síntoma de incultura”.
También imaginamos la de horas en vela que estaría José Muñoz Burgos, en su buró donde escribiría: “Y ha podido también vivir, mientras otros periódicos locales fenecían en poco tiempo, porque el pueblo antequerano le ha distinguido con su preferencia, su ayuda y su cariñosa acogida, a la que los que lo hacemos hemos correspondido y seguiremos correspondiendo (Dios mediante) en la medida de nuestras fuerzas puestas al servicio de los intereses generales de la ciudad”.
Y aunque no paramos de recordarlas, ¡qué fuerza tienen para que sigamos luchando y preparando con todo el cariño posible la semana que nos espera. “Porque no hay que decir que estamos aquí, dentro de la línea de siempre de El Sol de Antequera, la que le condiciona y motiva: servir a Antequera y nada más, pero… nada menos”, como dijo Ángel Guerrero.
Queda por tanto nuestro empeño en ofrecer algo más que un periódico, un libro de los 100 años de “El Sol de Antequera” y unos actos que celebren por todo lo alto esta efemérides.
Ahora falta que, usted, amigo lector, como siempre, además de comprar su ejemplar, disfrute de lo que le hemos preparado desde el viernes 29 de junio hasta el sábado 30 de junio por la noche, aunque sabiendo que seguiremos con nuestras actividades hasta final de año… si los duendecillos de imprenta siguen apareciendo.
