Hoy, sábado 17 de noviembre de 2018, da comienzo el Año Jubilar Lasaliano declarado por el Papa Francisco hasta diciembre de 2019 con motivo de la conmemoración del 300 aniversario del fallecimiento de San Juan Bautista de La Salle. El Papa Pío XII en 1950 le nombró “Patrono de los Educadores” por la creación de Escuelas gratuitas para la educación de los niños y jóvenes de familias desfavorecidas, nos dejó un legado en el marco de la Educación Cristiana sin precedentes, base de la apuesta que se hace hoy en los múltiples centros La Salle que hay esparcidos en ochenta países de todo el mundo.
Aquello que parecía imposible de llevar a cabo hace ya 300 años, creció como una semilla de mostaza. Un pequeño grano que fue sembrado en la ciudad de Reims en Francia y que ha ido creciendo progresivamente, extendiéndose la labor de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (Hermanos de La Salle) por todos los rincones del mundo donde se precisaba crear “escuelitas” para atender a los hijos de familias sin recursos y de trabajadores; en muchas ocasiones llamados por los patronos de esos trabajadores, lo cual ha dado lugar a que muchas de esas escuelas hoy sean Fundaciones, como las que están presentes en nuestra ciudad de Antequera, además, están presentes en el Centro Adscrito de Magisterio María Inmaculada; y así, trescientos años más tarde, esa innovación pedagógica marcada por San Juan Bautista de La Salle ha estado en continua evolución, adaptándose a las nuevas necesidades pedagógicas del momento y atendiendo a las necesidades particulares de los alumnos que por las escuelas lasalianas han pasado y siguen pasando; y, además, presentes en setenta y cuatro universidades en el mundo.
Más allá de pensar que este proyecto educativo pueda verse finalizado dada la escasez de vocaciones que se vive en el panorama religioso, el espíritu de La Salle va creciendo y se va contagiando a todo aquel que tiene la oportunidad de disfrutar del carisma lasaliano. Gracias al sentimiento de pertenencia, poco a poco se van creando comunidades de fe lasalianas que, fundamentadas en la evangelización y en el carisma lasaliano, son responsables de dar continuidad a este proyecto educativo.
Y así es como, “cuando creemos que todo está muerto, es cuando nos fijamos en las higueras, en cómo brotan hojas nuevas y se ponen tiernas sus ramas a la llegada de la primavera, y todo vuelve a la vida,” y todo continúa gracias al Espíritu, tal y como nos narra el Evangelio de este domingo trigésimo tercero del tiempo ordinario. Ésta es la forma en la que “el cielo y la tierra pasarán, pero la Palabra de Dios nunca pasará”, y nunca dejarán de mostrarse las huellas de esta Palabra en las vidas de las personas, tal y como ha acontecido durante estos 300 años desde la muerte de San Juan Bautista De La Salle, y del mismo modo sigue permaneciendo y actualizándose entre nosotros.