He leído con detenimiento y reflexión, una carta al director publicada el pasado día 11 en el diario Sur, firmado por Juan Castañeda, a quien me gustaría felicitar personalmente, por la precisión y sencillez que ha manejado para clarificar la disyuntiva entre religión y catequesis y la necesidad de dar el valor que merecen.Y ciertamente, que algunas veces, las buenecitas de la clase se beneficiaban de la nota extraordinaria que la religión les hacía subir sus expedientes académicos.
Pero no por ello la religión dejaba de cumplir su papel en la sociedad e historia. Aprendimos a diferenciar los egipcios y judíos y la forma de subyugarse éstos a los primeros. Sus costumbres y legados a la posteridad. El poder dominador de los romanos hacia un pueblo, pobre y castigado, un mensaje de amor y paz, que muchos siglos después, sigue vivo y alentando corazones. Así, muchos pueblos y distintos dioses que no contentaban. Y nos sedujo Jesús, el guía amoroso y conciliador que abraza el mundo.
Ahora, tenemos que aceptar que aquellos que no lo entienden y presumen de no necesitarlo, como son los que dirigen, traten de borrar esta asignatura como si fuera un peligro de salud pública ¿Y dónde buscamos nuestras raíces, para saber de dónde vinimos y fijar nuestros horizontes? No conozco a nadie que le haya hecho un mal la religión, aunque demasiadas veces la vida no circule por los cauces soñados.
Me parece que tirar de un plumazo, esta asignatura que nos enseñó valores y ejemplos de vida extraordinarios, nos haga más fríos y adormezca tanto pequeños detalles que vemos cada día, y que son consecuencia directa de esa riqueza espiritual que Jesús nos fue otorgando a cada uno de nosotros.A esperar que se pronuncie la Junta o será castigada si le pone inconvenientes a este Gobierno que andan como higos en seretes. Que por cierto, lo primero que han mostrado lo bien que se han aprendido la canción del la misa católica… ”Un nuevo sitio disponer para un amigo más…”.