Hay momentos de la Historia donde se precisan líderes, unión, compromiso y velar por los intereses del pueblo y nada más, pero nada menos. No vamos a entrar en el fondo de la cuestión de la embotelladora, porque cada partido político y la propia empresa inversora muestran sus argumentos como verdades incuestionables. Se supone que debemos de confiar en los órganos que concedan los informes, los que lo aprueben si procede y de nuestros representantes políticos.
Al escribir estas palabras, nos preguntamos: ¿qué pensarán las 333 familias de las que 56 no habían solicitado ayuda con anterioridad a Cáritas en Antequera? 880 personas han tenido que recibir ayuda, además de las que lo hacen de otros organismos y de Asuntos Sociales.
¿Qué pensarán los vecinos que han perdido a algún familiar en estos dos meses y medio? ¿Y el que se ha quedado en paro, le ha tardado en llegar la ayuda del ERTE, del autónomo…?
¿Y el trabajador que ha arriesgado su vida para seguir ofreciendo su servicio de primera necesidad? ¿Y el sanitario que lo dio todo sin tener un informe que le garantizara a lo que se enfrentaba o el riesgo en el que ponía su vida?
¿Qué pensarán los pacientes que han visto cómo se ha retrasado su operación, revisión o exploración? ¿Qué pasará por la cabeza por los hombres y mujeres que no saben cómo seguir adelante o que temen en otra recaída?
¿Qué pensarán los que en los próximos días empezarán a adolecer problemas psíquicos, psicológicos, físicos, sociales y económicos?
Lamentablemente, de nuevo, consideramos que nuestra clase política en general, no está a la altura de las circunstancias. Antes, se presentaban proyectos (Palacio de Ferias, Parque de Bomberos, Centro de Atletismo…), se visitaban obras (Piscina, Hospital, Museo Dolménico, Viviendas de la Estación…), se discutía en los Plenos (Plan General de Ordenación Urbana, Presupuestos, tasas…), se reivindicaban servicios (segunda ambulancia, Urgencias en el Centro de Salud, Oficina de Turismo Andaluz…)
Ahora, las propuestas se anuncian a golpe de tuit y las notas y convocatorias de prensa se hacen para señalar al rival, ponerlo en evidencia y llegar hasta ridiculizarlo. No percibimos que se priorice el interés general del ciudadano; todo lo contrario, el objetivo es: derribar al otro.
Con 102 años divisando las páginas de nuestra historia reciente: ¿es ésta la clase política que se buscaba en momentos tan cruciales como el Pacto de Antequera y la Transición? ¿Sabrán lo que se estableció?
¿Si alguien necesitara y pidiera, por ejemplo, una consulta permanente oncológica en el Hospital, el Parque de Bomberos en el casco urbano, la solución a los problemas de espacios educativos de los institutos… se harían tanto eco todos los políticos hasta conseguirlo?
La respuesta, la tienen en el día a día. Percibimos que, lamentablemente, la Política destruye y no construye. Ojalá, aunque nos sintamos ilusos, puede que nuestros representantes políticos no se estén dando cuenta, pero es algo que llevamos años percibiendo.
Desgraciadamente, todo vale, las necesidades básicas no son la prioridad, están las de derrocar al contrario. Si no, miren las redes sociales de nuestros concejales, y reflexionen en su mensaje de optimismo tras esta pandemia, en soluciones y en ataques. Cuando terminen, saquen su conclusión…
