No terminamos una fiesta cuando ya empezamos a preparar la siguiente. Tras el verano, las fiestas patronales, las procesiones extraordinarias, Halloween y los Santos y Difuntos, la Navidad ya se asoma por los rincones de las calles y barrios. Está al caer.
Es como querer cambiar el armario de ropa en segundos sin que venga el frío o el calor. Y tanta ansia hay que se nos puede olvidar la esencia o lo importante. Por ello, antes que se saturen los mensajes (las nuevas redes sociales llegan a rozar el filo de lo indecible) , nos gustaría exponer varios puntos que consideramos importantes.
En cada familia, en nuestras residencias, en nuestro bloque o comunidad, hay personas mayores que al peso de los años, se les suman estos dos años tan complejos por la pandemia. Es momento de visitarlos, llamarles, escucharles y que se sientan parte necesaria en la familia.
En cada hogar, hay niños que crecen, con todas las tecnologías soñadas y con todo lo que se les antoja. Pero si no actuamos, corremos el riesgo no sólo que no sepan lo que es el espíritu navideño, sino de perder la grandeza que es crecer paso a paso.
Tras dos años sin salir, por suerte serán muchos los que puedan ir de vacaciones, viajar a los pueblos de la familia, celebrar comidas y vivir como lo veníamos haciendo. Pero junto a ellos, hay muchos que siguen con la penuria que tenían antes, incluso peor, padeciendo aún los efectos de la pandemia.
Por ello, ¿qué podemos hacer? Pues por ejemplo dejar cargar el móvil en casa y disfrutar de pasear por las calles, visitando a familiares, amigos o disfrutar de nuestra riqueza de monumentos, comercios y vida de ciudad.
Complicado será no navegar por Internet para buscar ese objeto que creemos nos dará la felicidad. Pero, ¿han probado buscar un libro y mandar el enlace al librero del barrio y ver lo rápido que lo encuentra? Además de incentivar la lectura, hacemos lo mismo con los establecimientos comerciales, los que trabajan por dar vida cada día a la ciudad.
Compras. ¿Han visto el bien que hacen las iniciativas municipales de los bonos consumo? Estamos seguro que han venido para quedarse, como el virus. En nuestro ir y venir por establecimientos locales todos coinciden en lo bien que les ha venido.
Tradiciones. Dejado atrás Halloween y tras recordar lo que pasa con las celebraciones de una sociedad con la entrevista a Juan Benítez, hay que buscar cómo mantener lo nuestro y que los hijos y nietos lo sientan como suyo.
¿Buscamos cómo hacerles ver lo que significa montar un Belén? ¿Les pedimos escribir esas postales para sorprender al abuelo, a la tía, a la prima, al hermano? Ya no se responden los whatsapp, pero ¿y si sorprendemos con una felicitación escrita?
Todo en unos meses donde se quiere ser solidario y se consigue. Hay colectivos que se visibilizan y otros, que no, porque es su esencia. Como Sus Majestades los Reyes Magos. ¿Sabían que en las diferentes Cáritas cada año se ayuda a los Magos de Oriente? Seguro que si pregunta, hay una carta a la que poder ayudar como paje.
Son pequeños gestos con los que podemos cambiar el mundo, ayudando a Antequera a seguir viva, superar esta crisis y creer en la magia de la Navidad. El día que sintamos a cada vecino, comercio, monumentos, establecimiento, como nuestro… será el día que despeguemos como gran ciudad de la que presumimos ser.
Hay que dejar el egoísmo de sólo acudir o consumir donde nos toca. Hay que hacerlo pensando en los demás, quienes podrán luego ayudarnos. Así que antes de reenviar el meme simpático de la Navidad, utilice el móvil para visitar al que le haga falta. Busque cómo ser luz entre tanta soledad. Respete a quienes le ayudaron para llegar a lo que es hoy. Y confíe siempre en los comercios de Antequera para crecer y superar todo esto.
