Un resfriado que puede paralizar el día a día

Parece como si se nos hubiera olvidado resfriarnos tras dos años de mascarillas y pandemia, pero ya están de vuelta los catarros. Un ejemplo claro de las dos realidades que vivimos: la que está en primera línea mediática y la que se vive en cada hogar.
Mientras que hay una incertidumbre sobre el dichoso COVID-19 y sus nuevas variantes, esta Navidad ha dejado un aluvión de resfriados, gripes, fiebre, tos y malestares generales que no han sido objeto diaria de informaciones públicas, pero sí en la mayoría de hogares de nuestra ciudad como habrá pasado en otros lugares próximos.
¿Y qué tenemos? ¿El maldito bicho? ¿La gripe perdida? ¿Un catarro? ¡Vaya a saber qué! Hay un desconocimiento total de lo que ocurre en el día a día de lo que se nos dice qué es lo que pasa. Quien haya tenido una reunión de familia o amigos esta Navidad o tras Reyes, como tónica general, el comentario ha sido: “Tengo una tos que no se me quita”. “No viene mi hermano porque está con fiebre”. “A la niña no la ha mandado al colegio porque está mal con la barriga”.
Un resfriado como siempre lo hemos llamado es una infección respiratoria que tarda días en superarse, llegando más allá de la semana y pudiendo agravarse si no se cuida. ¿Y qué hacer ante ello? Se suele autoindicar por la experiencia de uno: agua, evitar frío, un anticatarral y a esperar. Pero cuando no mejora, se intenta pedir cita al médico de cabecera. Ahí surge el primer problema: de una a dos semanas para que te atienda por teléfono o en persona, en estos días. Ante la necesidad, qué hacer: Urgencias del Campillo Bajo, Urgencias del Centro de Salud y Urgencias del Hospital.
Vamos al primero de los sitios. Aunque hay dos circuitos, por suerte ya están unidos. Es rápida la atención, pero se nota la saturación de estas semanas y se señala al Centro de Salud. Centro de Salud, coinciden usuarios, se desborda quien está de guardia, pocos médicos para tantos pacientes en estos momentos.
Hospital. No se deben de saturar las Urgencias y dejarlas para casos urgentes. Por supuesto. Pero en Navidad, hubo días que era el único sitio donde podían hacerte una radiografía por si el resfriado era algo más y precisaba de tratamiento o de atención sanitaria. Entre los tres sitios, tanto el paciente como el acompañante ha podido tener que esperar entre cuatro y seis horas para saber si el catarro era algo más o no, o simplemente para recibir una primera información.
En ese período de espera, se ha podido comprobar que en Navidad, en días de fiesta, en fines de semana, las enfermedades no se van de vacaciones, están presentes. Y se desborda el sistema. Surge ahí una disparidad entre el usuario y el profesional, en el que uno quiere respuesta y solución y el otro puede que quiera más tiempo y compañeros en su labor.
Total, que no es una pandemia oficial, pero los resfriados, catarros, gripes, casos de COVID-19 han hecho aumentar los síntomas y desbordar los centros sanitarios. Y qué decir de las farmacias. Se han quedado por momentos sin paracetamol, algo común para estos casos.
Y todo no ha sido motivo de comparecencias públicas, ni de restricciones, ni de estadísticas, ni de recomendaciones… ha sido dejado de la suerte de cada usuario, aquejado por estos síntomas.
Antequera presume de Comarca, de futuro, pero hay que ampliar servicios como el sanitario. Un lugar al que acuden tantos vecinos de pueblos próximos, precisa de más personal y de más medios. No puede ofrecer un sólo sitio para realizar una radiografía, de una a dos semanas para que te vea el médico de cabecera o de cuatro a seis horas de espera, o dejar el problema para los que empiezan.
Hemos avanzado muchísimo en sanidad, pero hay que seguir sumando mejoras, medios y atenciones. Todo por nuestra salud, por la salud de todos.