Quienes frecuentan la zona de San Luis, se preguntarán dónde estará ese señor mayor, con fuerza de voluntad en caminar, siempre atento al saludo, al que no se le ve desde hace días. Pues resulta que nos dejó el pasado 22 de abril. Se trataba de don Miguel
García Navarro, hijo del célebre Antonio García Román, esposo de Yaya Ruz con quien formó una familia con sus hijos: Miguel, Antonio y Pepe. Abuelo que disfrutaba de sus nietos y de recordar a los amigos de sus hermanos y de sus padres. Hermano mayor que fue de la Cofradía del Martes Santo y devotísimo y hermanaco de su Virgen de la Piedad.
Con 82 años, emprendía un nuevo viaje, dejando aquí toda una vida marcada por su entrega al mundo de la automoción. Un día a día en el que deja a su inseparable mujer, con quien llevó al frente su familia y ahora paseaban juntos los años tras la jubilación. Un adiós tras una Semana Santa, de la que siempre destacaba lo que el Martes Santo suponía para la ciudad y donde tras conversar sobre las novedades, las procesiones, los recorridos,, te decía… “¿Y mi Virgen de la Piedad, qué?”.
Antequerano perteneciente a una familia siempre relacionada con el mundo del motor, que tanto servicio, empleo y ayuda dieron siempre que pudieron los García-Román. Nos comparte su familia que en su juventud, participó en diversas pruebas y campeonatos de motociclismo, en los que llegó a ganar diferentes premios, incluso compartió parrilla de salida con Ángel Nieto.
De afición a vocación y profesión donde en la calle Aguardenteros primero y luego en la carretera de Córdoba y más tarde en el Polígono Industrial, siguió los pasos de su padre, Antonio García Román, y a sus hermanos, regentando los concesionarios de la marca Seat (y posteriormente los de Audi y VW) de Antequera y Archidona, llegando a ser uno de los concesionarios más relevantes en España de la nueva Seat, marca que, a través de esta empresa familiar, consiguió popularizarse y llegar a todos los rincones de Antequera. Luego formó por su cuenta los Talleres Garruz, con la marca Skoda, que hoy mantiene su hijo.
Pero tras su faceta empresarial, su pasión era su familia, siempre unido a su esposa, quienes disfrutaban con sus hijos y a sus nietos. Una familia muy religiosa, donde tenía en la Virgen su pilar. Qué decir de su Virgen de la Piedad, de cuya cofradía fue hermano mayor y hermanaco de Ella hasta que dejó el puesto a su hijo. Y como muchas familias antequeranas, apasionado de la Virgen del Pilar, acudiendo con sus hijos y nietos siempre que podía a Zaragoza.
Ya jubilado, Miguel buscaba en los paseos por Antequera, poder saludar y conversar con quien se encontraba, recordando y compartiendo sus recuerdos. Y en su ir y venir, buscaba pasar por la iglesia de los Remedios antes de regresar a casa.
Se nos va otro buen hombre, alguien que supo mantener los aprendido y vivido en casa, alguien que siempre estuvo para dar y que prosperase la ciudad. Alguien que tuvo en su mujer la unión perfecta para tener en el amor el caminar de la vida. Que la Virgen de la Piedad te guíe en tu nueva vida y proteja a tu familia como hacías aquí con ellos. Otro gran antequerano en el Cielo.
