La toxocariasis es una enfermedad infecciosa producida por un parásito del género Toxocara. Este parásito con forma de lombriz suele estar presente en las heces de los gatos (Toxocara cati) y también en las heces de los perros (Toxocara canis). Lógicamente este tipo de parasitosis es más frecuente en personas que habitualmente tienen contacto directo con perros y gatos.
Al igual que ocurre con otras enfermedades parasitarias el Toxocara en su ciclo vital tiene una forma de resistencia en forma de huevo, que se elimina por las heces. Estos huevos pueden perdurar mucho en el medio ambiente, están presentes en el suelo y en alimentos contaminados. La infección se transmite al ingerir los huevos de Toxocara por vía oral. También se puede trasmitir por comer con las manos sucias sin lavar que contengan huevos, por este motivo es más frecuente en los niños.
En el caso de los humanos una vez que de manera accidental se han ingerido los huevos posteriormente en el intestino se convertirán en larvas, que por el sistema circulatorio acabarán distribuyéndose por todo el organismo. De esta manera dichas larvas se pueden encontrar en el corazón, los músculos, el hígado, los pulmones, el cerebro o los ojos.
Allí podrán permanecer meses e incluso años, poco a poco irán dañando el órgano en el que se encuentren. Uno de los problemas que presenta la toxocariasis reside en que los síntomas que normalmente presenta son muy inespecíficos: pérdida de apetito, tos, urticaria, fiebre y problemas de visión. Incluso en ocasiones y sobre todo en los niños no suele aparecer ningún síntoma.
El diagnóstico se establece con análisis de sangre y de heces que ponga de manifiesto la presencia de este parásito. En el tratamiento se utilizan fármacos antihelminticos, como el mebendazol o el albendazol, junto a corticosteroides para reducir la inflamación de los órganos afectados.
Hoy para terminar quiero resaltar la importancia de hacer Camino, más aún si es en compañía del ser amado y de unos amigos formidables.
