Hay procesiones en años concretos donde se transmite más en sentimientos que en la propia estética en la calle. Es lo que sentimos este Lunes Santo en Antequera en la Semana Santa de 2025. Nos explicamos.
La Cofradía de los Estudiantes es en estos últimos 40 años, el referente entre el resto de hermandades al experimentar el cambio de una cofradía de jóvenes chiquillos y entusiastas, a esa generación que recuperó el patrimonio guardado por los Muñoz Rojas.
Desde entonces, el ímpetu de hermanos mayores, directivos, camareras, hermanacos, penitentes, devotos o artistas como Pepe Romero supieron poder poner en primera fila del orden, la solemnidad y el empaque que tiene esta cofradía con título de siglos, pero recién nacida en los 60 del ya pasado siglo.
Hoy, como apreciamos este Lunes Santo, se siente un relevo generacional, donde están los nietos, los hijos, las parejas, los hermanos, los parientes y los nuevos apellidos, muchos de ellos, jóvenes y con una notable presencia de la mujer bajo las andas y bajo los capirotes. ¡Y qué lección de fusión de sentimientos nos dieron!
Atrás quedaron los años en los que los tronos bajaban hasta casi las rodillas de los hermanacos o encadenaban vítores por doquier, se requería de épica para poder regresar al templo. Hoy, se presume de cómo se mantiene ese palio púrpura del Nazareno de la Sangre, ese solemne templo de la fe que es el Cristo Verde y la Madre de los Estudiantes que cierra una procesión muy a tener en cuenta. No es día de fiesta, no se celebra el Triduo Pascual, pero los Estudiantes hacen que sea un día grande.
Si le encantó lo que vio desde la acera, permítanos compartirle que bajo los capirotes y las andas, había padres agradecidos por sus hijos, hermanos que pedían por sus hermanas, hermanacos que recordaban a los que ya no están, padres emocionados de ver a sus hijos o sobrinos desfilar con ellos, esposas e hijos pidiendo por su padre que no pudo estar este año con lo que significa este día para él.
O varias mujeres, que a pesar de estar en proceso oncológico, tenían que alumbrar a su Cristo, a su Virgen, y pese a no tener fuerzas, fueron en silencio, orantes, pasando desapercibidas para los ojos de las aceras, pero no para los del corazón. Y las hubo que padecieron su penitencia dentro del templo porque las fuerzas no les dejaron ponerse la túnica: ya será el próximo. ¡Tenían que alumbrar y rezar a esa imagen que les ayuda a tener la Esperanza siempre a la Vera de la Cruz!
Son los sentimientos que no se ven, los que deben fraguarse para que tenga sentido una procesión, para hacer crecer y contagiar la devoción que transmite una imagen cofrade. Porque si no, puede que caigamos en el error de la perfección y de lo bello, pero… ¿y si no transmiten? Descrita esta introducción, vamos al Lunes Santo en sí, el que todos vieron y con el que se emocionaron.
Lunes Santo en San Francisco
A las 13 horas, misa presidida por el párroco Francisco de Paula Aurioles. Eucaristía solemne, regia, concreta, directa y de Lunes Santo. El sacerdote fue directo a lo que celebramos en Semana Santa, que no es procesionar y creernos los mejores, sino ser cristianos y cofrades, que debe ser lo mismo sin distinciones, y sacar a la calle un año completo de trabajo por y para la cofradía, fiel reflejo de las devociones.
Por la tarde, el desfile y la procesión. El taller de Felicitación Gaviero sigue bordando el palio de la Virgen de la Vera Cruz, este año presentó una bambalina lateral exterior, ya queda sólo una. También se estrenaron siete juegos de dalmáticas bordadas, diseñadas por Javier Casero Fuentes y realizadas en el Taller de bordado de Salvador Oliver de Málaga.
En el Nazareno de la Sangre, Ángel Sarmiento Burgos y Alejandro Naranjo Campos han diseñado el nuevo suelo del trono del Nazareno de la Sangre. Y su camarera decidió dejarlo como subió al Cerro de la Cruz.
Procesionaron el Nazareno de la Sangre, el Cristo Verde y la Virgen de la Vera Cruz. A las 17,30 horas, partía el Desfile de la Armadilla desde calle Mesones. ¡Qué alegría ver a hermanacos portando su insignia convertida en hijos y sobrinos! ¡Habrá mayor ilusión que el de un padre siendo acompañado por sus hijos!
Ya en el interior, oración inicial del consiliario Francisco de Paula Aurioles (que acompañó en toda la procesión a la Virgen delante de su trono) y el hermano mayor de la cofradía que ordena la apertura de las puertas. Mayor orden dentro y fuera del templo para este momento. El sol intentó dar la bienvenida, pero sin la fuerza de años atrás, las nubes formaron un ambiente distinto, combinado por le humo del incienso.
Complicada salida de los tres tronos, pero antes, deleite para los oídos, Manuel Ruiz dirigía a la Coral Ciudad de Antequera que supo acompañar a cada imagen en sus primeras mecidas. Impresionante. Y en el patio, abuelos de la Residencia de San Juan de Dios que vieron desde el atrio la salida.
Partía el cortejo por Plazuela de San Zoilo y al pasar por Acera Alta, ni la cigüeña de la espadaña se quiso perder la salida, oteando en el momento justo de pasar el palio de la Virgen de la Vera Cruz. Siguieron por Plaza de San Francisco y Calzada. Bella estampa con las aceras llenas, los árboles floridos y el amplio cuerpo procesional, destacando el número de penitentes en las tres imágenes, sobre todo en la Virgen.
Plaza de las Descalzas y la cofradía aligera el ritmo porque les comunicaban que podía llover sobre las 12. Subida por Encarnación, Plaza de San Sebastián, San Agustín y paso por calle Infante don Fernando con aceras con buena respuesta hasta pasadas las Cuatro Esquinas.
Llegada al Ayuntamiento, paradas del Nazareno y el Cristo Verde y vuelta, espera y oración como Dios manda ante la Virgen de los Remedios. Ahí, aguardó el trono cara a cara entre ambas advocaciones y el hermano mayor, devotos y el consiliario que rezan, primero ante los pies de la Patrona y luego ante la Virgen de la Vera Cruz.
Puntales en San Luis y la calle que se desinfla para buscar espacio por Duranes. Y cerca de las 23 horas, empieza la Semana Santa según los Estudiantes. Primero, la Pasión, marcada por el Nazareno de la Sangre, llevado por el ímpetu de la juventud que porta una joya del siglo XVI y un palio del XVIII. Las mecidas imposibles, los hermanacos que lo dan todo y del tirón marcan el ritmo que las cornetas y tambores de la Vera Cruz establecen. Y la gente delante cangrejeando.
Luego, la Muerte, solemne, majestuoso, imponente, Jesús ha muerto por amor, por la pasión de sus devotos. Como en el Calvario, acompañado por quienes tienen que estar. Y la Banda Municipal de Música El Rocío de Málaga que a borda las composiciones, una tras otra y los hermanacos que como una persona mayor, piensa bien los movimientos, los hace en el sitio, sin que bajen las andas y mostrándose orgullosos de portar al Señor que da nombre y color a la banda de los Estudiantes.
Y termina Ella, la Resurrección, la Gloria. Los balcones que acarician su palio, los hermanacos que llevan en su rostro la alegría de compartir por unas horas a su Madre para que bendiga las casas del recorrido. Y tras Ella, la Banda de Música de la Vera Cruz de Almogía.
Y pese a la amenaza de lluvia, la cofradía decide hacer el encuentro de las tres imágenes ante la puerta franciscana. ¡Qué de gente y todo tras calle Duranes y antes de entrar al final! Y terminen las marchas y una ligera llovizna, como estaba previsto, cae ligeramente y los tres tronos aligeran su entrada. Primero la Virgen, luego el Cristo Verde y por último el Nazareno de la Sangre.
Y ya dentro, tras las lágrimas del balcón del cielo, la Madre y El Hijo aguardan en sus sitios, pero el Lunes Santo, no termina hasta que Juan Antonio Castilla, hace la vuelta imposible del Nazareno ante un templo que ya no puede acoger a más gente. Todos expectantes. Y entre Rocío y las cornetas y tambores se repite el milagro del final de cada Lunes Santo. Y de nuevo, el Nazareno regresa encontrándose con su Madre y terminó el día con la música. Suena «Hijo de la Vera Cruz» y el solo de Adrián Aranda de la Vera Cruz de Almogía que dejó sin aliento a los presentes en el templo, que arrancan con una fuerte ovación al Nazareno que entra en su capilla.
Terminaba así el Lunes Santo, mientras, de llovizna a chaparrón en el exterior y como titulamos al principio: Lunes Santo: juventud, penitencia, patrimonio, Duranes, música y mucho corazón en Antequera. 30 de marzo de 2026, la próxima fecha del día en el que los de la banda verde tienen marcado de verde su procesión en Antequera.