Esto es lo que vamos a ver en el Senado si sale a la luz la propuesta de la señora Pajín de hablar en todas las lenguas de nuestra querida España. Si ya es difícil que se hagan entender en castellano, no digamos qué pueda ocurrir si ahora, que ya no nos queda alardear de nada, diputados, senadores y todos los representantes de las más altas instituciones del estado, tenga al lado un traductor o el pinganillo que simultáneamente los lleva desde Galicia al País Vasco, previo paso por la Comunidad Valenciana y Catalana sin moverse de su escaño. Estos aires de grandeza del elegido que tiene en sus manos las riendas de nuestro futuro y de los que vendrán detrás por varias generaciones, porque esta deuda que acumulamos necesita mucho tiempo para que pueda desaparecer, y como es tan enorme, no importa aumentarla.
¿Qué hay que gastar más dinero en personal y medios técnicos para hacer del castellano lengua cooficial con cualquier otra? Cuando la credibilidad está por los suelos los votos hay que llevárselos a casa como sea. Se permite hacerle guiños hasta al gato del vecino para evitar un posible arañazo. No sé hasta donde nos llevará este salvador nuestro, con complejo mesiánico y horizonte fijo en la tierra prometida.
Creo que ha pasado de ignorar a engañarnos a todos, apenas se acerca al timón de la nave que nos conduce, y cuando lo hace tiene que virar rápidamente porque sabe que encallamos. Pero le gusta el juego de mandar, la pena es que nuestro país y sus ciudadanos son algo más que unas fichas que le divierten moviéndolas a su antojo. Si el resto del mundo nos devalúa y ningunea, es porque se equivoca. El Señor Presidente tiene la verdad, así nos va.
