Desde el pasado viernes, Antequera cuenta con su Museo. «Su», porque es propio, es de la ciudad –esculturas, cuadros, joyas, enseres, imágenes…– procedente de los trabajos de compilación del Ayuntamiento, a través de muchas Corporaciones, de cesiones de la Iglesia y de muchos particulares, más algo que hace del de Antequera la mejor Sala de Arte Moderno, esa espléndida colección cedida por Cristóbal Toral, sustituyendo la anterior. Pero es que hablar de «antológico» obliga a referirse a la sala de José María Fernández (¡cómo estará de feliz el ilustre antequerano!), al Efebo, al San Francisco de Mena, al columbario de Acilia Plecusa, a esas cosas nuevas que los antequeranos podremos descubrir en nuestra primera visita, procedentes de la Antequera romana o barroca, con bellos detalles de la Madina, una colección impresionante de arte religioso y otra de lienzos singulares.
Y recalcamos, que se trata de un museo antequerano cien por cien: aquí nadie de fuera ha vendido-cedido colecciones ya hechas como otros museos próximos; aquí, se parte del interés expreso de Martín Ansón, de José María Fernández y de alcaldes como Francisco Ruiz Rojas, José María González, Jesús Romero Benítez o Ricardo Millán, entre otros, para recopilar esas joyas de nuestra historia que, en la forma en que se visitan, constituyen un viejo sueño, un recorrido cronológico por la Historia y el Arte de Antequera, surgiendo dos figuras esenciales para lograrlo, Manuel Cascales, primer director del Museo, nombrado por el Ayuntamiento y refrendado por el Ministerio de Cultura (al que vimos con poco protagonismo el viernes), y Jesús Romero, que tiene que ser, por fuerza, su nuevo Director, porque no hay, a día de hoy en activo, quien sepa más que él de Antequera, de su Historia, de su Arte, en algo que no sólo ha estudiado, sino a lo que –salvo el ínterin de su cargo de Director General de Bienes Culturales (donde no pudo contener su «querencia»)– ha dedicado toda su vida, y se ha encargado –¡los últimos meses sin percibir un céntimo!– de montarlo, demostrando sus conocimientos, su buen gusto, rematando lo que entre Rosa Torres y Paulino Plata apoyaron.
Ahora, los grandes medios recogerán como merece el acontecimiento o seguirán ignorándonos como casi siempre, pero infinidad de Colegios e Institutos de toda España, especialmente de nuestra Andalucía, podrán aprender la Historia de Andalucía, a través de su Arte, de sus objetos de uso diario. Y los turistas que vienen a la ciudad, porque buscan algo más que sol y playa, arena y mar, seguirán siendo sus mejores propagandistas. Y, confiamos, que las palabras del Presidente Griñán y del Consejero Plata se transformen en la promoción institucional de ésa que gozan otras ciudades, parajes y museos andaluces, dignos, respetables, admirables, pero nunca tan completos como éste que, desde el viernes, se abre a los antequeranos y a quienes nos visiten.
