viernes 20 septiembre 2024
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Las políticas de austeridad y sus beneficios

No creemos que haya quien dude que el dinero es lo que da el poder. No debería ser así, pues deberían primar las ideas, los proyectos, las capacidades, pero eso sería una utopía en un mundo materialista como el que vivimos. Y es el dinero el que precisamente hace de la señora Ángela Merkel, canciller alemana, la «mandamás europea». Un país arruinado tras la Guerra, y luego vuelto a arruinar al tener que asumir la situación de la Alemania del Este, dio un ejemplo de lo que se puede hacer cuando un país decide ir todos a una, cuando se comprende que la riqueza se crea con el empleo y con trabajadores eficientes que se dan cuenta de su responsabilidad, cuando las ayudas que les brindó, por ejemplo, los Estados Unidos, se emplearon adecuadamente favoreciendo la industrialización y haciendo que la banca alemana se enriqueciera, recibiendo los ahorros de los trabajadores y los beneficios de la empresas, que así deberían funcionar esas entidades nacidas como negocio de quienes las crean invirtiendo en ellas que se ganan la confianza de quienes depositan esos ahorros o beneficios que, a su vez, permite a los banqueros, atender las demandas de los emprendedores, de los compradores de viviendas, de coches, de productos que se fabrican y crean empleo.

Valga esta introducción para destacar la autoridad de la señor Merkel que preguntada por las manifestaciones surgidas la semana pasada, en forma de huelgas o concentraciones, en varios países europeos, respondió sobre la causa que las originaban sencillamente que «Las políticas de austeridad de varios países europeos, adoptadas ante la situación que viven, son en interés de aquellos países donde se protesta contra ellas».

 

Seguro que, sin quererlo, la señora Merkel, contestaba al secretario general del sindicato UGT, Cándido Méndez, cuando arremetió al término de la manifestación en la tarde del día de la huelga, contra la canciller alemana, así como contra el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy; el del Banco Central Europeo; el de la Comisión Europea, Durao Barroso, y el del Consejo Europeo. A todos ellos les echó en cara «que han fracasado», al tiempo que señaló que toda Europa siente el mismo rechazo a la austeridad autoritaria y que existen alternativas para generar crecimiento económico y empleo. Lo malo es que no se han publicado esas alternativas y que, mientras, la señora Merkel, se mostraba «comprensiva hacia las protestas en las democracias» y reconoció las «dificultades» que se viven en Europa, sin dejar de defender las medidas de ajuste y el cumplimiento de los duros e impopulares apretones de cinturón, de los que siguen tan ufanos sus responsables, alguno de los cuales figuraba, incluso, en cabeza de alguna de esas manifestaciones, como si de la situación que obliga a los ajustes no tuvieran nada que ver.

 

Claro que podría mejorar la situación si junto a todo lo negativo se nos diera algún respiro a quienes sufrimos todas esas consecuencias, en la forma de algunas noticias que levantara un poco los alicaídos ánimos de los sufridores.

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