Una esporotricosis es una infección micótica crónica producida por la especie Sporothrix schenckii, un hongo habitual en la superficie de algunas plantas como los rosales, el musgo o incluso la tierra abonada. Esta infección se puede considerar laboral al ser más habitual en agricultores y en el personal que trabaja con plantas herbáceas, como por ejemplo, los jardineros o los horticultores. Aun así no debemos olvidar que puede afectar a cualquier edad y cualquier persona que manipule plantas de un simple jardín.
La esporotricosis se produce cuando el hongo entra en contacto con una herida en la piel; también existe otra vía de contagio que es por inhalación directa de esporas, pero este caso es menos habitual y se suele producir en personas inmunodeprimidas. También se podría contagiar por contacto directo con algún mamífero ya infectado (gato). La infección empieza a manifestarse como unos pequeños nódulos indoloros en el lugar de la piel afectada, normalmente las manos y los antebrazos. Habitualmente se suele infectar sólo la piel y los vasos linfáticos más cercanos, raramente se afectan otros órganos como por ejemplo el hígado, el riñón o el pulmón. Los nódulos acaban finalmente por ulcerarse y la infección por los vasos linfáticos suele acabar en los ganglios colindantes.
El diagnóstico parte de esta singular sintomatología y el dermatólogo lo confirma con un cultivo de piel que ponga de manifiesto la presencia del hongo y así descarte otro tipo de infección. El tratamiento farmacológico de elección es el itraconazol por vía oral, siendo bastante efectivo en tratamientos de varios meses. Si no se trata, esta micosis puede durar años e incluso originar complicaciones no deseadas debido a otras infecciones secundarias. La prevención en estos casos es muy básica, pasa por utilizar guantes y mangas largas al manipular las plantas.
Para finalizar, hoy reconozco que Castilla la Mancha puede sorprender muy gratamente al viajero locamente enamorado.
