Las religiosas franciscanas clarisas llegan a Antequera en 1603, según recoge en sus libros el historiador Jesús Romero Benítez. Lo hicieron en su primitivo convento de Santa Clara, cuyo templo se conserva hoy, reconvertido en centro cultural. En 1840 dejan el convento, entre la ruina del edificio y la Desamortización de Mendizábal.
En 1858 se refundaron las clarisas, pero en el antiguo convento carmelita de Belén. Hoy, 127 años después, las clarisas de Belén siguen dando vida al convento y al templo, sede de la Cofradía de los Dolores. Entre edificio y edificio, conservaron entre otros rasgos, sus recetas monacales que son un referente en los dulces navideños y durante todo el año.
Si pregunta o busca un bienmensabe antiguo y con sabor a convento de clausura, la respuesta es fácil y segura en Antequera: el de las monjas de Belén. Un convento que mantiene todos los meses su elaboración artesanal de dulces y que en los últimos meses del año suma: mantecados doble de canela, limón, naranja y avellana; mantecada de almendra, polvorones, alfajores y roscos de clavo, vino y almendra.
La madre abadesa Christine Mwikali Mutinda Muasya está al frente de la comunidad, donde hacen su vida contemplativa 13 religiosas que esta campaña han elaborado 6.000 kilos de dulces navideños. A su quehacer de rezar por nosotros y mantener el convento, siendo el único templo además que expone públicamente el Santísimo, buscan tiempo de donde no lo tienen para elaborar estos dulces. Las facturas no se pagan solas.
A las 5 de la mañana inician su día a día para trasladarse al coro bajo donde comienzan sus rezos. En esta época, rezan además en el horno, mientras que elaboran a mano los mantecados, roscos, polvorones y alfajores. En la época intensa bajan al obrador de 9,30 a 13 horas y luego continúan de 15,30 a las 19,30 horas.
También están en el torno todos los días, de lunes a domingo, de 9,30 a 14 horas y de 16 a 19,30 horas. Aceptan encargos por teléfono en el número 952 84 21 64 y en el móvil 631 95 14 27. También tienen un correo electrónico, clarisasantequera@gmail.com. En todos ellos también pueden mandar dulces por mensajería.
Están ya en la última semana de producción donde han tenido un sobreesfuerzo donde mantienen su elaboración a mano. En un vídeo en nuestro canal de YouTube mostramos el proceso. Nos llamó la atención cómo mezclan con sus manos los ingredientes: manteca, azúcar, almendras tostadas, harina y tras pasar por el horno, canela. Según la variedad, les incorporan más o menos ingredientes.
En el silencio del convento, sólo se escucha el calor del fuego, el paso del horno, la entrada y salida de las bandejas y en el momento de liarlos en papel, las religiosas rezan como si estuvieran en el coro bajo. Impresiona sentir la fuerza del rosario donde su corazón está a quienes le dedican los rezos y sus manos en liar uno a uno la delicia que tienen en sus manos.
Terminados los postres de época, siguen con los que tienen todo el año. Su estrella, cómo no, el bienmesabe, pero también magdalenas, trufas, coquitas, bombones, rosco de aceite, torta de Santa Clara, pastas de San Francisco…
“El Bienmesabe es el dulce típico de Antequera que a la gente le gusta mucho, como todos los dulces que hacemos nosotras”. Recetas que van actualizando como la tendencia de la industria del sector: “Desde hace unas campañas tenemos nuevos productos como las trufas de chocolate, bombones de chocolate, que se suman al tocino de cielo, que es muy rico y lo hacemos por encargo”.
Un año más intentamos nos compartan la receta del Bienmesabe por si hay suerte esta vez, pero: “No se la damos a nadie, y aunque la diéramos, no le sale igual porque el truco lo sabemos nosotras, las hermanas mayores nos enseñaron cómo se hace y nos dijeron que eso es un secreto que no se puede decir”.
Terminamos pidiéndole un consejo para que sus dulces sientan muy bien y engorden poco: “Se puede comer dulces y no engordar. El secreto es comer pocos dulces y hacer mucho ejercicio, caminar mucho…”. Belén, el convento que guarda las antiguas recetas de los conventos en Navidad y todo el año en su horno. Fue uno de los lugares donde el recordado Paco Carmona rescató recetas antiguas que habían sido guardadas como los mantecados, el bienmesabe o el angelórum. Los misterios y los encantos de los conventos de clausura.
