A falta que Endesa ponga la luz. Éste es el último trámite para que se abra a las visitas la Villa Romana de la Estación de Antequera, que ha sido puesta en valor con un millón de euros dentro del 1,5 por ciento cultural.
Así se explicó este jueves 19 por parte del alcalde Manuel Barón y el subdelegado del Gobierno en Málaga, Juan Pedro Carnero, quienes visitaron el fin de las obras.
Se trata de un yacimiento romano que tiene una cronología del siglo I hasta el V d.C. Una de las pocas villas de carácter suburbano que se han documentado en la Península Ibérica. Es decir, es tan extensa que no tenía cabida dentro de la urbe y, al mismo tiempo, sus propietarios querían estar próximos al foro (centro social y económico) del municipio de Antikaria, destacaba en la visita el arqueólogo Manuel Romero, quien trabaja en ella desde 1998.
La gran riqueza que muestran los mosaicos y el repertorio escultórico que adornaba sus amplias zonas ajardinadas “nos inducen a pensar que este esplendor tendría su origen en la producción y comercio del aceite”. Además de lujosas habitaciones, la villa “contaba también con una fuente monumental próxima a unos baños privados con sauna y diferentes estancias calefactadas.
El agua, protagonista de esta arquitectura junto a la vegetación, procedía de un manantial que hasta principios del siglo XX ha estado suministrando agua a la conocida como “fuente del piojo” en la Cruz Blanca. Todas las esculturas que ornamentaban la villa se exhiben en el Museo de la Ciudad.
Tras la finalización de las obras, el Ayuntamiento está pendiente de resolver unos trámites del suministro eléctrico para su apertura definitiva mediante visitas concertadas y promovidas desde el Museo. También hay previstas unas mejoras en la vegetación de lugar y habilitar una zona de aparcamiento próxima.
A pesar de su antigüedad, no se supo de su existencia hasta 1879 cuando se publica en El 79. En 1948, Simeón Giménez Reyna y Antonio García Bellido participan en el hallazgo del busto de Nero Germánico, que en un primer tiempo se identificó como Druso Maior.
En 1998 se acomete la primera intervención, motivada por la construcción de la Circunvalación Norte, descubriéndose el buen estado de sus mosaicos y comenzando a aparecer las esculturas en diversas estancias, lo que se tradujo en su declaración como BIC (Bien de Interés Cultural) en 2006.
Los dueños de esta gran villa buscaron emular todo el lujo y el ocio de las grandes villas romanas del Imperio, asociando la comodidad de vivir prácticamente en la ciudad y las ventajas que se derivan de estar en el campo.
Una gran mansión construida en terrazas con jardines y ninfeos, que constituían un verdadero mirador hacia la vega de Antequera. Se calcula que su extensión era de más de 20.000 metros cuadrados, aunque tan sólo se ha excavado un 20 por ciento.
El eje principal era el gran patio central o peristilo, con un estanque que estaba cubierto de agua y cuatro grandes parterres de 4 metros de diámetro donde se ubicaban las esculturas y los surtidores rodeadas por la vegetación.
Ahora, en unas semanas, se prevé abrir al público para conocer cómo fue esta villa. El alcalde Manuel Barón destaca que con su puesta en funcionamiento “se podrá visitar cómo era Antequera desde el Paleolítico hasta nuestros días, con este paso por la época romana que faltaba”.
Con información en varios idiomas, el visitante podrá imaginar cómo tuvo que ser, para lo que se han colocado varias recreaciones fotográficas ante el estado actual.
Terminada la inversión de poner en valor la villa
La Villa Romana de la Estación ha terminado de ponerse en valor con más de un millón de euros, de los que 732.000 euros millones de euros proceden del 1,5 por ciento Cultural del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA), mientras que el resto lo financia el Consistorio.
El subdelegado del Gobierno destaca “la importancia de la colaboración entre instituciones para que en los municipios se desarrollen proyectos de envergadura y necesarios como éste”. Tras esta obra, se espera que la próxima sea la de la fachada de Santa María, pendiente de superar los trámites burocráticos de Cultura.