miércoles 24 abril 2024
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Manuel Herrera: ‘Los sanitarios de la UCI están agotados, pero no frustrados ni derrotados’

El antequerano Manuel Herrera Gutiérrez es jefe del servicio de UCI del Hospital Regional de Málaga. Desde allí, ha vivido en primera línea la crudeza de la pandemia de la Covid-19.

 

Miembro de una estirpe de médicos, apunta que “en mi familia lo han sido prácticamente todos y yo no he conocido otra cosa”. En este tiempo ha intentado seguir más que nunca “el ejemplo que he tenido siempre con quien fue mi primer maestro, que fue mi padre”.

Desde niño vio en el doctor Juan José Herrera Rojas “su forma de trabajar y sobre todo su dedicación, y por eso no entiendo otra forma de ejercer la medicina. En estos momentos me ha ayudado a entender que forma parte de nuestra profesión el sufrir todo esto y enfrentarnos a la enfermedad”, señala para añadir que “de mi padre aprendí toda la medicina que sé, aunque luego haya seguido profundizando en mi parte específica; pero lo principal me lo enseñó él, y lo que yo hoy soy como médico se lo debo a él, imitando su ejemplo”.

Haciendo un repaso a este año que ya hemos completado de pandemia, reconoce que “sin querer ser dramático, ha sido un año durísimo, de verdad. Esto ha superado a todo a lo que estamos acostumbrados en carga de trabajo y, además en unas condiciones muy hostiles con todo el hospital colapsado y con enfermos de una gravedad muy alta”. A todo esto  hay que añadir “la necesidad de utilizar unos equipos de aislamiento completo durante muchas horas seguidas”.

“El Covid-19 ha superado en mucho lo que creíamos posible, pero todavía no daría este tema por resuelto. Hay grave amenaza de que tengamos nuevos brotes, aunque la situación parece que se empieza a controlar gracias a las medidas que se han adoptado y a la vacuna que viene”, advierte.

Sobre los inicios de la pandemia, asegura que “no podíamos esperar su magnitud, aunque se habían iniciado los planes de contingencia”. Sin embargo, “pronto comprobamos su agresividad, y empezaron a llegar casos rápidamente”. Esto motivó que llegara el desabastecimiento, “sobre todo de los equipos de protección, por lo que íbamos por detrás del virus en la etapa inicial. De eso se aprendió, y en esta segunda y tercera ola, por suerte, hemos podido estar más prevenidos”.  

 

El día a día en la UCI del Hospital Regional

La rutina de trabajo en la UCI del Hospital Regional de Málaga se ha visto alterada totalmente en estos meses, y las dificultades se han ido solventando “con mucha buena voluntad por parte de todos los sanitarios, a los que de golpe se nos exigía un esfuerzo suplementario, y con unos turnos y rutinas de trabajo totalmente diferentes. Tuvimos que aprender y habituarnos al uso del material de aislamiento, que no se fácil”, añade.

Todo esto sucedía mientras el resto de la sociedad permanecíamos confinados: “Teníamos toda la presión encima y nuestra realidad estaba focalizada al trabajo”. Personalmente, recuerda que “en toda esa etapa terrible que todos los ciudadanos pasasteis en casa, nuestro problema era otro. Nos hemos dado cuenta del aislamiento un poquito después, y yo entiendo que fue durísimo para todos, pero sin duda era necesario porque si no, esto no se habría podido resolver nunca”.

Desde la UCI considera que “la sociedad está bastante concienciada, quiero ser optimista, pero insisto en que hay que seguir y no podemos pensar que volvemos a la normalidad cada vez que la situación permite relajar algunas medidas”. Sobre las imprudencias e irresponsabilidades, prefiere pensar que “son una minoría a la que no le llegan los mensajes o no son capaces de entender la realidadEsto no lo vamos a solucionar los médicos, nosotros simplemente nos enfrentamos al problema, pero la solución está en manos de toda la sociedad, a pesar de las graves consecuencias económicas que está teniendo”, reitera.

Para esos irresponsables, considera que sería bueno desmontarles el tópico de que el Covid solo afecta a los mayores. “A esas personas que se creen las ‘fake news’ es muy difícil llegarles, porque parten de un desconocimiento propio, pero desde luego está claro que no es una enfermedad de ancianos ni mucho menos. Hay jóvenes muy graves, y hay enfermos que fallecen por el Covid”.

“Los profesionales están llevando esto con muchísima entereza, están agotados, eso sí, pero no frustrados ni derrotados”, resume para definir una situación actual en la que “está empezando a bajar la presión, pero lo está haciendo más despacio de lo que lo hizo en las etapas anteriores”. Por eso, solicita “que haya un mínimo de descanso para que podamos recuperarnos nosotros”.

Web ManoloHerrera2

La vida del intensivista al salir del hospital

A los pacientes afectados por la Covid-19 se unen “los que siguen entrando por las demás dolencias: sigue habiendo las mismas enfermedades que había antes, la cuestión es el miedo que existe a acudir a los hospitales y las urgencias”.

Señala que “una prioridad ha sido que a las demás enfermedades no les faltara asistencia”, para lo que se han ido habilitando nuevos espacios en los diferentes centros sanitarios.

El objetivo es que este virus que ha cambiado nuestras vidas pase a formar parte de esas otras enfermedades con las que los intensivistas como el doctor Herrera están habituados a tratar. “La vacuna podría ayudar a controlarlo, porque el Covid no va a desaparecer, es una enfermedad que va a seguir, pero espero que como ha ocurrido con otras terminemos por limitar su expansión y llegará un momento en que sea una más, con sus brotes”. Cuando eso ocurra “ya sabremos cómo atenderla”.

Como personas que son, los sanitarios que luchan contra el virus en la UCI también ven seriamente afectada su vida social una vez que salen del trabajo. Más incluso que todos los demás. “Como todo el mundo, echas de menos el contacto con tu familia, el poder salir y hacer lo que antes llamábamos una vida normal. Creo que es lo que nos debe pasar a todos”. En su caso concreto, echa de menos el poder desplazarse hasta la costa granadina para disfrutar de su gran pasión: el buceo.

“Lo peor es el miedo al contacto, todos tenemos pánico a tener contacto con las personas mayores de nuestras familias. En ese aspecto sí que nos vemos muy limitados”. Por eso, no puede acudir a Antequera a ver a su madre desde Navidad, “pero mi día a día es con estos enfermos, por lo que es un riesgo que creo que no debo asumir. Ahora mismo limito mucho el contacto con todo el mundo, y con mi madre más que con nadie”, concluye.

 

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