Rafael Salas Villalón y Juan Luis Moreno Fernández llevan 21 años como bomberos en Antequera, tienen 49 y 47 años y fueron de los primeros profesionales del país que acudieron a ayudar a Valencia por el desastre de la DANA.
Tras su regreso, quedamos con Rafa y Juanlu para poder entrevistarlos y que nos compartieran lo vivido.
En su trayectoria en el Consorcio Provincial de Bomberos nunca habían vivido una catástrofe como ésta. Se quedan con el agradecimiento de la gente y la unión de todos. Son de los que piensan que lo que más necesitan ahora es dinero para que sean los organismos los que prioricen cómo encauzarla.
Sin decirlo, se percibe en sus rostros lo que han tenido que vivir los ocho días que han estado en la zona afectada por la DANA en Valencia. Fueron de los primeros cuerpos de urgencias que acudieron de España al rescate de Valencia. Todo empezó el 29 de octubre afectando a varias comunidades autónomas, pero sobre todo a Valencia. Llegaron a acumularse entre 600 y 771,8 litros de lluvia en varios puntos lo que llevó al desbordamiento de varios ríos y barrancos. Este jueves se tenían 227 muertes y 8 desapariciones de personas aún sin localizar.
¿Cómo fueron a la zona de la DANA? “La empresa pide voluntarios para un posible contingente a Valencia, el personal se apunta y se pone disponible. El miércoles 30 decide quién va y allá que fuimos”.
¿Sabían a lo que iban? “No. Sabemos que hay una DANA, que es complicado, pero no sabemos la magnitud de la emergencia”, nos explica con toda franqueza. “Nosotros nos preparamos para lo peor, que podamos estar allí y ser independientes, no causar más inconvenientes a la propia emergencia. Intentamos ser autónomos”. En esos momentos, no se sabía casi nada de lo que podía haber pasado.
¿Cómo llegáis hasta el lugar? “Nos recomiendan que tiremos por Madrid y de Madrid nos desviemos hacia Valencia. Nos ponen el parque de bomberos de Requena como destino. Hasta que no llegamos allí, nosotros no notamos absolutamente nada”.
En estas semanas se ha hablado mucho de la coordinación. ¿Qué nos podéis decir? “Nuestro servicio se pone a disponibilidad de la comunidad valenciana. Éramos, un contingente de 15 bomberos con 6 vehículos y nos ponemos a su disposición”.
¿Cómo podemos explicar lo grande que es la zona devastada? “La imagen que teníamos nosotros al llegar allí era dantesca y asoladora. Una extensión gigantesca de territorio, se calcula que unos 80 kilómetros lineales, el agua alcanzó un metro y cuarenta de altura. No había nada”.
¿En qué poblaciones habéis actuado? “Principalmente en Alfafar, Benetúser, Masanasa y Sedaví. Son cuatro núcleos poblacionales que están todos muy juntos, comparten hasta calles unos con otros. No hay distancia en carretera de un pueblo a otro. Es la zona de la periferia de Valencia”.
¿Qué es lo que os encontráis? “Devastación por la destrucción. Por muchas imágenes que tú veas de una calle llena de lodo con coches almacenados… cuando te pones en mitad de un pueblo y miras a todos lados y en todos lados cómo el agua ha entrado a un metro y medio de altura, todos los subterráneos anegados, todos los pasos taponados por vehículos, almacenados unos encima de otros… es impensable poder transmitir lo que sentías”.
¿Qué os piden hacer cuando llegáis? “Habían pasado apenas 30 horas del comienzo y todas las miradas están en localizar a víctimas y poder rescatarlas”. “Había muchos coches que estaban amontonados, había que localizar si había gente dentro, si había fallecidos…”.
De los primeros en llegar
Fuisteis los primeros en entrar dentro de esa catástrofe. “Nosotros, por suerte, no encontramos a nadie sin vida. Todos los rastreos que hicimos, todos los vehículos que revisamos, todos los sótanos, locales comerciales… no encontramos ninguna víctima. Lamentablemente han aparecido y siguen apareciendo”.
¿Cómo fue pasar por calles en silencio y con la ruina en ellas? “Lo asemejo mucho a un duelo. La primera parte no se asimila, la persona está conmovida. La gente no asimilaba realmente lo que allí había pasado”. ¿Después? “Gente sin rumbo, andando por las calles, sin saber qué buscaban… todavía estaban en shock. Estaban sin luz, sin agua, no había cobertura de teléfono, no había nada. Y la gente de los pisos superiores estaban atrincheradas en sus viviendas. No tenían nada, ni comida… La situación es muy caótica.
En cierto aspecto, el volver a saber lo que pasaba, se tarda un día, dos, tres, cuatro, una semana”.
Se ha hablado mucho del descontrol de la situación. “Siempre hemos estado bajo el paraguas de los bomberos de la Generalitat. Nos dirigían todas las maniobras que a ellos les demandaban. Siempre hemos trabajado a su petición”.
¿Cómo trabajaban en esas primeras horas? “Había mucha psicosis por parte de la población en la que nos decían que hay gente, que hay gente que nosotros la hemos visto. Por suerte nosotros no encontramos a nadie”.
¿Os llegó lo de los aparcamientos de los centros comerciales? “Estuvimos trabajando en uno de los dos grandes centros comerciales que había en el entorno con 1.500 plazas de garaje, dos plantas soterradas, las dos inundadas, desalojando agua”. No hubo que lamentar víctimas en esa zona.
¿Y en las viviendas, cuál fue vuestra labor? “Atender a gente que todavía no podía salir de sus casas porque tenían los coches apilados contra las puertas. Entonces, buscarles acceso y si no había forma, lo que hacíamos era meterle alimento a través de las ventanas”.
No habían estado en nada tan catastrófico
¿Es la catástrofe natural más violenta que han visto en vuestra vida de bomberos? “Yo, sí, por desgracia”, dice Rafa. “Así tan grande como ésta, ninguna”, apunta Juanlu. ¿Algún gesto anónimo de agradecimiento de la población? “Tenemos frases que nos impactaron, sobre todo el primer día, porque la gente nos miraba, miraba los logos del vehículo, y nos decían: ‘¿en serio sois de Málaga?’”. “Sobre todo el cariño, el cariño que nos da la gente, le hemos dejado prendas nuestras, camisetas o gorras, se lo han tomado con mucho cariño. De todas las edades, niños, jóvenes, mayores, de todo”. “Todas las noches cuando regresábamos al hotel, teníamos una frase diferente puesta en el ascensor, agradeciéndonos a nosotros lo que estábamos haciendo?”.
¿Algo que os hayáis encontrado entre el lodo y la ruina? “Me traje un juguete pequeñito, un robot lleno de barro. Lo tengo en casa y lo quiero mantener tal y como está”.
Esperemos que no ocurra, pero si pasara algo parecido aquí, qué recomendamos? “Cuando hay una lluvia y es torrencial, lo mejor es quedarse en casa, buscar sitios altos, no coger coches, que la gran desgracia ha venido por querer mover los coches de donde estaban”. “Lo mejor es no viajar, no salir de casa”. “Hemos tenido el ejemplo en esta alerta naranja aquí en Antequera y era un pueblo desierto. Pues eso es lo que ayuda a que no haya tantas desgracias”.
¿Qué os ha podido dar de positivo? “Pienso que, por lo que he vivido yo, me ha hecho más reflexionar acerca de que la vida te cambia en un instante. En un momento, todos los planes que tengas, toda tu forma de vivir, toda tu familia, te da un cambio radical y te hace pensar más de que hay que vivir de otra manera”, nos expone Rafa.
Juanlu por su parte aporta: “Pues que la raza humana no somos capaces de conocerla al cien por cien. Porque ante una emergencia de éstas, acaban las clases sociales, las clases étnicas, las clases raciales y ahí todo el mundo es igual. Y es verdad que ahí todo el mundo se vuelca, todo el mundo tiene aliento para ayudar. La gente del pueblo nos daban aliento cuando éramos nosotros los que íbamos a dárselo”. “Era la sonrisa que nos ponían y el buen trato que han tenido hacia nosotros. Que siempre ha sido un trato extraordinario. Y siempre todo agradecimiento, dándonos las gracias por todo. Y alguna vez te sentías abrumado de tanto… que te intentaban agradecer ellas”.
Al final estamos más cerca de lo que creemos. “Hemos trabajado con un montón de servicios… de Málaga, Benalmádena, Fuengirola, Torremolinos, Mijas… personas que no las conocíamos de nada y nos hemos pasado días y horas enteros juntos trabajando y es como si fuéramos hermanos, como si nos fuéramos conocidos de todos los días la unión que hacemos, eso es lo mejor”.
Seguramente, esta noche, como todos los días, nos acostaremos criticando sin sentido en las redes sociales. A pesar de todo, nos iremos sin saber que podemos dormir tranquilos, dentro de lo que cabe, porque hay personas como estos dos héroes, Rafa y Juanlu, que están ahí pendientes por si se les necesita, por si suena la alarma para ayudarnos si hay un incendio, si hay un accidente o si hay una catástrofe como ésta. Muchas veces sólo nos quedamos en lo malo y poco agradecimiento.
Hay que dar las gracias porque no sabemos si mañana nos puede tocar a nosotros podemos ser un sitio como los de Valencia y quedarnos en nada. Ojalá nos veamos para entrevistas que no sean para este tipo de cosas. Gracias eternas de toda España por lo que hacéis y habéis hecho, a los bomberos, entre ellos dos de Antequera.