Antequera tiene en la Cofradía del Consuelo a la hermandad que pone en la calle, lo que hoy despierta emociones en procesiones que seguimos en televisión, en redes sociales y cómo no, en nuestra ciudad. En estos últimos años, se ha hecho estandarte del Jueves Santo y eso que tiene junto a ella, a los Dolores, que posee un museo de imágenes y tronos artísticamente religiosos como ejemplo de la historia cofrade en la ciudad.
Tras el 2024 marcado por la lluvia y el solemne vía crucis del Cristo de la Misericordia, se tenía ganas de este Jueves Santo en San Pedro. Mañana de visitas constantes con la buena iniciativa de colocar los dos tronos a lo largo de la nave central, lo que producía un ambiente catedralicio.
Ya por la tarde, tras el Desfile de la Armadilla, oración por parte del párroco y consiliario Francisco de Paula Aurioles, quien insistió a todo el cuerpo procesional que se disponían a llevar a las imágenes del Señor y de la Virgen por las calles de la ciudad, en el gran día del Amor Fraterno del Jueves Santo. Pidió ser conscientes de ello y que rezaran y dieron las gracias porque se trataba de una estación de penitencia y no una cabalgata.
A las 18 horas en punto, el hermano mayor y el mayordomo llamaban desde el exterior a las puertas de San Pedro, abriéndose de par en par y saliendo ordenado el cuerpo procesional. Destacar cómo estaba de abarrotada la plaza, los balcones y calles anexas. Además del barrio, los del Consuelo han conseguido atraer al mundo cofrade a su salida.
Primero lo hacía el Cristo de la Misericordia, con «arriba» dedicado al cielo. Y nada más subir a los hombros de los hermanacos, la Agrupación Musical Soledad de Pozoblanco que marca el corazón del trono, guiado por el submarino que hace las delicias de avanzar con pasos milimétricos que levantan los aplausos. Ahí están las herramientas para que las devociones calen en las personas.
Luego turno para la Virgen del Consuelo, con ese centenar de hermanacos en cuyas túnicas dan la bienvenida de los rayos de sol del Jueves Santo. Y el palio que cobija a la flor más bella, a la emperatriz de San Pedro, la Virgen del Consuelo. Tras el arriba, el tradicional valls y la Asociación Cultural y Musical Maestro Alfredo Martos de Linares que lo dio todo. Saben que no son una banda, que forman parte del tintineo del palio de la Virgen del Consuelo y que son la sangre que recorre el cuerpo de los hermanacos que la llevan sobre sus hombros.
Este Jueves Santo, se estrenaron la talla completa de los dos laterales de la canastilla del nuevo del trono de la Virgen del Consuelo, realizada por el taller malagueño de Manuel Toledano. También se estrenó en procesión, el nuevo estandarte bordado por Sebastián Marchante Gambero, bajo diseño de Ángel Sarmiento Burgos.
La procesión que hizo «ruío» por las calles
De San Pedro a Cruz Blanca, Lucena y entrada triunfal en Duranes. Los del Cristo de la Misericordia que buscan su forma de pasar por la calle estudiante. Marchas tras marcha, la torre de Madre de Dios y la espadaña de San Francisco que otean desde el cielo local cómo pasan por las calles.
Seguía las aceras respondiendo por Plaza de San Francisco, Calzada, Descalzas, Encarnación y llegada a Plaza de San Sebastián. Ahí el atardecer dejando unas imágenes espectaculares, personas en las aceras, fieles que entran y salen de los Monumentos tras el inicio del Triduo Pascual.
Y entrada en Infante don Fernando, donde un devoto, hermanaco hasta que la salud le dejó, José Cándido Sevilla le reza el «Salve Regina» con su voz de tenor. Son las mejores oraciones, las que salen del corazón sin esperarlo. Y avanzan, en la hora de la cena y de irse los pequeños a casa con las personas mayores y ¡ponen en pie a la Tribuna! en el Ayuntamiento con saludo de la Virgen del Consuelo a la de los Remedios.
¡Qué imagen nos dejaron! Aconsejamos que busquen y se emocionen con el vídeo que grabamos de gran parte de la procesión y de todo el paso por las gradas. Las personas mayores, emocionados con los recuerdos de los que estuvieron y lo que se emocionarían al sentir lo que ellos. Los más jóvenes, se dejan seducir por el móvil para captar ese momento. Y la procesión sigue adelante con todo programado al segundo. No dejan nada a la improvisación.
San Luis, Cantareros, Madre de Dios, Lucena, Cruz Blanca y las vegas. Como Dios manda, bendición de los campos antes de «correr». El párroco Francisco Aurioles que así lo hace e imparte la bendición. Y empieza el milagro. Mucha gente, demasiada… Arranca el primero, el Cristo de la Misericordia, pero la barrera inicial produce una aglomeración de personas y varios de ellos se caen. Un atento devoto se percata y pide al hermano mayor de insignia que pare y así lo hace extraordinariamente para evitar arrollar a las personas en el suelo. Se despeja la zona, y con el miedo en el rostro de los cofrades se avanza hasta la Cruz Blanca.
Se teme ante lo que ha pasado y se abre un gran espacio de seguridad para la Virgen del Consuelo, que además, buscan ir menos ligeros como precaución. El miedo aún estaba en el cuerpo… pero se volvió a repetir el milagro. Y entrada triunfal de la Virgen con una gran petalada en la estrecha calle que encamina a la Plaza.
Allí esperan a los de los Dolores que llegan, con saludo y abrazo de los guiones, de los hermanos mayores de insignia y primero entra el Señor Atado a la Columna, después el Señor Caído y por último la Virgen de los Dolores. San Pedro despide a la Virgen de los Dolores con… “¡Dolores… guapa!”. Y los de Belén responden: “¡Viva la Virgen del Consuelo!”.
Emoción, otro milagro porque los tronos no podían pasar ante tan poco espacio, con tanta gente, con apenas luz, salidas y espacio. Fue la despedida. Ojalá que no haya que esperar 10 años como el Viernes Santo, para volver a recuperar ese encuentro en el que Antequera se emocionaba y vibraba con las Reinas de San Pedro y Santiago en el inicio de sus procesiones. Imaginen ese momento, pero con la forma de procesionar que han conseguido los de San Pedro, que es su aportación al estilo antequerano de nuestra Semana Santa.
