No puede haber cofradía sin devoción, ni devoción que no sea correspondida. El Jueves Santo se sintió la devoción de un barrio a la Virgen de los Dolores, como se pudo comprobar en la Cuesta Merino, en la Plaza de Santiago, huérfana del querido «encuentro» con los de San Pedro o en las «vegas», en los devotos que alumbran detrás del palio de la Virgen.
Año en el que el Señor Caído estrenó la primera fase del proyectado palio para la imagen de José de Mora y Andrés de Carvajal. Año en el que se volvió a palpar la falta de conexión entre el barrio, los devotos y la cofradía. Así se pudo comprobar en el número de penitentes, por ejemplo, o en cómo se llevaron los tronos, tras ver pasar la bien organizada Cofradía del Consuelo.
La cofradía del estilo antequerano, la que procesiona tal cual hace 200 años, pide seguir manteniendo su herencia, pero adaptándose a las nuevas exigencias de la religiosidad popular en el siglo XXI. Seguro que lo saben y buscarán cómo mejorarlo y reconectar con ese triángulo que forman barrio-devoción-cofradía. Todo con el respaldo de siglos de las monjas clarisas.
Como gran novedad, el nuevo proyecto de Ángel Sarmiento Burgos, por el que se pretende dotar de un palio, utilizando la peana de camarín. Así, salió en nuevas andas, con toda la madera de la canastilla a falta, obviamente de las tallas y el dorado. Hubo 18 hermanacos más en las andas que preparó Forja 3.
Deja de procesionar el trono que en 1956 les realizara Pedraza y Pérez Espada con el característico monte. En 1955 y en el año 2010 ya llevó su peana de camarín. Alberto Verdugo, en su taller de Málaga, desarrolla este proyecto.
La cofradía en la calle
A las 18,45 horas partió el Desfile de la Armadilla desde Santiago, regresando a las 19,22 horas a Belén. Oración inicial del párroco y consiliario Francisco de Paula Aurioles, quien pidió que llevaran a lo más alto la imagen de la Virgen de los Dolores, tan arraigada en el barrio.
Seguidamente, con unos minutos de retraso, se mandó abrir las puertas y salió el cortejo formado desde el interior del templo, con un patio y una calle agolpada para ver a las tres imágenes titulares: Jesús Atado a la Columna, Señor Caído y Virgen de los Dolores Coronada.
Salieron por orden y entre las dos imágenes crísticas, la Banda de Cornetas y Tambores “Nuestra Señora de la Encarnación” del Burgo. Las cofradías y más las de ciudades como Antequera, deben de cuidar todo detalle, y más si delante van dos grandes bandas como las de Montoro y Linares.
Escaso número de penitentes, muy atrás de lo que nos tenían acostumbrado a ver los Jueves Santo de antes de la pandemia. Seguro que el equipo de mayordomía ya busca cómo recuperar a los devotos y entregarles las túnicas que se han quedado en la casa hermandad. Para eso está el trabajo de todo el año y los cultos extraordinarios.
Entre la salida, antes de la Virgen, una mujer se desvaneció, siendo atendida rápidamente por un músico de la Asociación Musical Las Flores de Málaga, que es sanitario, y por el propio responsable de Protección Civil, Julio Maqueda. Fue una bajada de tensión y se recuperó tras ser atendida en una ambulancia.
Y tras los dos «arribas» de los Cristos, la Virgen de los Dolores. Si alto es su palio, más amplias son sus andas que llegan hasta el primer escalón de la Cuesta Merino. El hermano mayor de insignia que da su «arriba» y el palio que sube ágil y se inicio la procesión con la marcha «Nuestro Padre Jesús».
Emoción y vítores por parte de familiares de quienes tanto dieron a la cofradía y a la Virgen el pasado siglo. Por eso a pesar de preparar tan bien los tronos (Fran Curiel consiguió vestir a la Virgen de maravilla), no se puede consolar a la Virgen en su dolor, al tener en cuenta a los que se fueron…
Parada en Santa Eufemia, donde el Señor de la Caridad, imagen de Antonio García, se colocó en el cancel del templo patronal. Tras Santiago, parada en Madre Carmen. ¡Cuánto debemos a las religiosas! Allí, ellas, rezaron con sus cánticos al pasar cada uno de los tres tronos. Seguimos sin priorizar el paso por esta calle y templo que está llamado a ser el epicentro de nuestra de cuando sea al fin declarada santa. ¿Nos adelantaremos?
Se llegaba a Las Descalzas y a los Dolores les pasa que su barrio se queda en sus límites y las aceras disminuyen en presencia de personas hasta que no regresan a Santiago. Amplia distancia con el Consuelo. La Virgen de San Pedro por el Ayuntamiento y el Señor Atado a la Columna por San Agustín. Las aceras siguen recordando aquellos año de unión real, o al menos una tras otra y con «encuentro» y «despedida».
Subida por Encarnación, San Sebastián e Infante don Fernando. Un lujo tener a la Asociación Musical Las Flores de Málaga. Muy buena banda, bien formada, acorde a una procesión y un Jueves Santo. Fue empujando con oraciones de partitura a la Virgen, cuyos hermanacos no fueron a su compás, parando en medio de las marchas. Fue a la carrerrilla con leves y pequeñas mecidas en los puntos clave.
Paso por Tribuna, vuelta de la Virgen en los Remedios y San Luis, Cantareros, Madre de Dios, Lucena, Cruz Blanca y despedida en San Pedro (ver artículo del Consuelo). Continuaron por calle San Pedro, donde antiguos hermanacos, familiares y amigos llevan a los tronos por algunos instantes.
Entrada a Santiago con retraso, la Virgen llegó a las 1,40 de la madrugada. Y colocados los tres tronos, uno detrás de otro, comenzaron a «correr las vegas» hasta los Cerretes. Otro milagro por la cantidad de gente y apenas lesiones, algunas caídas y desvanecimientos sin consecuencias. La Policía tuvo que desplazar de las vegas a un joven que entorpercía el desarrollo de la misma.
Y a las 2,25 horas de la madrugada, bajan con su característico paso ancho y los vivas con el clásico: «¡Viva la Virgen de los Dolores!» y el, cómo no, original y autóctono… «¡Doloooooores!» al que responde el pueblo: «¡Guapa, guapa y guapa!». Y al as 3,12 de la madrugada, la Virgen entraba al interior de Belén. Concluía un Jueves Santo en Antequera donde el sol volvió a lucir y el barrio mantiene la devoción a la Virgen de los Dolores un Jueves Santo más.